El acuerdo con el FMI es necesario, todo podría ser peor ante un default, pocos discuten eso. Pero la lucha contra la inflación que el presidente Alberto Fernández anunció que "empieza el viernes" (¿?) tendrá en el mejor de los casos un inicio tardío.

La inflación del 4,7% es ficticia, simplemente porque los alimentos subieron mucho mas, un 7,5%, y en un país donde la mayor parte de la población percibe ingresos cercanos a la línea de la pobreza, muchos de los rubros del Índice de Precios al Consumidor no son de interés, porque sus ingresos apenas sirven para alimentarse.

Para ese enorme sector de la sociedad, la inflación fue del 7,5%, la peor inflación anual en cinco décadadas en países donde la pobreza y la marginalidad son mucho mas bajas. Con o sin FMI, el país, su gente, no es viable con semejante distorsión de precios. La simple lechuga subió en febrero 72,7%, el tomate 40,8% y la cebolla el 30,8%. La ensalada prohibida.

Una de las características que los sociólogos le adjudican a la inflación, es que es "socialmente disolvente". Y la experiencia inflacionaria de la Argentina lo demuestra. Las personas no confían en las instituciones, no confían en los empresarios, no confían en los comerciantes y no confían unas en otras. 

La lucha contra la inflación requiere medidas urgentes, ayer, no el viernes. No hay forma de actualizar los salarios de las personas mas pobres al ritmo inflacionario, porque quienes deben para esos sueldos no tienen ingresos acordes a esa multiplicación. El Estado no puede pagar esos incrementos, de hecho no lo hace, las paritarias estatales son de las mas atrasadas de todas.

Y es lógico que no pueda. La recaudación sube en términos nominales, pero no proporcionales a la inflación, cada vez son menos los que aportan, porque son cada vez menos los que existen. Menos Pymes, menos trabajadores formales, menos comercios, y mas gente cayendo bajo la línea de la pobreza y de la indigencia.

La espiral es interminable, ningún niño puede estudiar con hambre, o con carencias graves. La inflación desdibuja cualquier futuro posible. No es el viernes, el viernes es tarde. ¿Porque sería el viernes? ¿Que tiene de particular el viernes? Para empezar, un mínimo de seriedad no vendría mal.

Si la lucha contra la inflación empieza el viernes, ¿donde ponemos los aumentos de tarifas de 40% promedio que ordena el acuerdo con el Fondo? La inflación de febrero no registra el incremento de tarifas, pero va a haber que hacerlo, a eso se comprometió el gobierno para evitar el default. Tranquilos, el viernes largamos.