Aldo Monzón, padre de una joven de diecinueve años que había sido captada por una red de trata, la buscó, la encontró y la rescató el prostíbulo en el que estaba recluida.

La muchacha había sido secuestrada por un hombre que la sedujo y luego la obligó a tener relaciones sexuales con clientes de una confitería del departamento santafesino de San Javier.

El hombre relató que empezó a sospechar que algo pasaba con su hija porque no le respondió los llamados ni mensajes durante tres días.

Relató que conduce un programa de FM y, como parte de su trabajo, un sábado a la noche fue a un boliche y se encontró con su hija. “Con la cara y el semblante algo me decía. Ella no me dijo nada, pero algo me decía. El lunes me di cuenta de que algo me quería decir”, relató. Y añadió: “Después me dijeron que a mi hija la iban a llevar a Catamarca”.

Tras nuevos e infructuosos intentos de comunicarse con la chica, denunció el hecho a la policía, cuya Unidad Regional 14 liberó a la joven, que permanecía encerrada con llave en una casa del barrio San Roque, y detuvo al seductor.