La caída de las temperaturas en tiempo de crisis ha obligado a Isabel II a instalar en el elegante y majestuoso salón de audiencias del Palacio de Buckingham una estufa. Se trata de un calentador eléctrico que cuesta alrededor de 57,87 euros, que contrasta con los elegantes tapices, alfombras preciosas y cuadros que hay en este espacio.

La estufa ha sido descubierta durante una de las audiencias concedidas por la reina esta semana al Alto Comisionado de Australia, Mike Rann, y su esposa, Sasha.

En los últimos años la monarquía británica ha reducido sus costes. Los gastos de la corona en 2011 disminuyeron un 10,2% respecto al año anterior.

Pese a ello la Cámara de los Comunes va a escrutar celosamente las cuentas de Isabel II. La poderosa y muy temida Comisión de Cuentas Públicas será la encargada de examinar con lupa, por primera vez, los ingresos y gastos de la reina. El dinero de la monarquía británica está en el candelero desde la gran crisis que atravesó en los años noventa.

La reina paga impuestos desde entonces y cada año está obligada a publicar el balance de sus ingresos y gastos. Es decir, explicar qué hace con el dinero público que recibe. A partir de ahora serán los altos cargos de la casa real quienes detallarán cada libra que gasten.