El Grupo Wagner ganó notoriedad al apoyar a los rebeldes prorrusos en el conflicto armado de Ucrania que provocó la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014. Quienes han seguido sus movimientos, los describen como un ejército privado que puede contratar mercenarios para despliegues en zonas de guerra o realizar acciones más específicas como brindar seguridad o realizar ataques selectivos.

En realidad constituyen una red de mercenarios alineados con los intereses del gobierno de Vladimir Putin a la que los especialistas describen como una especie de fuerza militar "no oficial". Muchos han indicado restros de sus acciones en Siria y Libia, así como Sudán y la República Centroafricana aunque el Kremlin rechaza la existencia de esta organización y niega que el gobierno de Putin pueda tener cualquier vinculación con Wagner.

Según un informe de Mark Townsend del Observer, los mercenarios del grupo Wagner han sido vinculados a supremacistas blancos y otros grupos de extrema derecha. De acuerdo a dicho artículo los mercenarios rusos que luchan en Ucrania han sido vinculados al extremismo de extrema derecha, incluida una organización designada por Estados Unidos como terrorista.

Incluso, la publicación asegura que "en la aplicación de mensajería Telegram, fechada el 15 de marzo, muestra la bandera del Movimiento Imperial Ruso (RIM, por sus siglas en inglés), una organización paramilitar de supremacía blanca catalogada como terrorista por Estados Unidos, supuestamente enarbolada por separatistas respaldados por Moscú en Donetsk. La publicación fue compartida por un canal pro-Putin".