Las tropas rusas empezaron, según aseguró Vladimir Putin la semana pasada, a abandonar la zona de Kiev, la capital ucraniana, para dirigrse al este del país. pero la maniobra no forma parte de un desistimiento del líder ruso sobre un objetivo puntual, sino de una estrategia que bien pudo haber surgido sobre la marcha de la conflagración o tal vez, haya sido el objetivo original de Rusia.

Las torpas entonces, abandonan las ciudadades como Kiev después de casi demolerlas, para abocarse a la zona mas cercana a la propia Rusia y las ciudades portuarias del Mar Negro, con la idea clara de quebrar el país en dos.

El Ministerio de Defensa de Ucrania, aseguró en ese marco, que sus fuerzas han tomado el control de la región de Kiev de manos de las tropas rusas, pero no porque lo hayan puesto en fuga en combate, sino porque los rusos se retiran mientras sus soldados crean una situación "catastrófica" para los civiles al dejar el terreno minado en su retirada. 

El anuncio marca la primera vez que Ucrania reclama el control de la región de la capital desde que Rusia lanzó su invasión el 24 de febrero. Triunfante, pero sin mucha credibilidad en el tono victorioso, la viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Malyar, aseguró que "toda la región de Kiev está liberada del invasor”, en su cuenta de Facebook.

Pero el presidente Volodymyr Zelensky sabe que las cosas no son tan lineales. De hecho, dijo que espera que las ciudades de las que se retiraron las fuerzas rusas sufran ataques con misiles y cohetes desde lejos y que la batalla en el este sea intensa. En su discurso nocturno del sábado, el líder ucraniano dijo que Rusia cuenta con amplias fuerzas para ejercer más presión sobre el este y el sur de Ucrania.