Residentes de los estados de la zona central de Estados Unidos lloraban el domingo a sus muertos, luego de que una serie de tornados destrozara el corazón del país, provocando la muerte de 38 personas, cientos de heridos y casi borrara del mapa a localidades enteras.

Servicios religiosos serán celebrados en toda la región afectada mientras los aturdidos ciudadanos asimilan la magnitud de la destrucción producida por los tornados que tocaron tierra el viernes.

Sin embargo, la zona afectada deberá enfrentar más desafíos, ya que aunque el Servicio Nacional de Meteorología levantó el alerta de tornados, sí advirtió que por la cercanía de un frente de mal tiempo podría llover copiosamente.

Se pronostica que el domingo las temperaturas caigan por debajo de cero grado y que la mezcla de lluvia y nieve se congele, un fenómeno que supondría un reto para quienes perdieron sus viviendas.

El presidente estadounidense, Barack Obama, llamó a los gobernadores de Indiana, Kentucky y Ohio para ofrecerles sus condolencias y dijo que la agencias federales que atienden las emergencias están listas para ayudar, informó la Casa Blanca.

"El alcance y la magnitud de la devastación en algunas comunidades es algo que nunca había visto", afirmó el gobernador de Kentucky, Steve Beshear, cuyo despacho confirmó 19 víctimas mortales provocadas por el paso de una docena de tornados por el estado.

Las imágenes del fenómeno climático son surrealistas: camiones y árboles volaron por los aires el viernes con el paso de mortíferas nubes. Autobuses escolares se incrustaron contra casas de ladrillo, camiones fueron arrojados a lagos, y muchas viviendas reducidas a escombros.

Un video aficionado difundido por CNN mostró un gigantesco tornado gris azotando a la localidad de West Liberty el viernes, mientras una mujer rezaba en voz alta diciendo: "Dios mio, ¡lleva esto lejos de nosotros!".