En 2014 una avalancha de drogas sintéticas, especialmente mefedrona y alfa-PVP, entró en Rusia. Las llamadas 'sales' y 'speeds' se hicieron tan populares entre los jóvenes como la heroína en los años 90.

El grupo JimProm, formado principalmente por ciudadanos ucranianos, solía producir y enviar a las regiones hasta 500 kilos de drogas sintéticas novedosas en una semana, dice Sputnik. Esta cantidad sería suficiente para envenenar una ciudad entera en el menor tiempo posible. En 2017, las fuerzas de seguridad rusas liquidaron JimProm.

El volumen de negocios anual de este gran sindicato de producción de drogas sintéticas era de unos 2.000 millones de rublos (unos 33 millones de dólares). En toda Rusia siguen funcionando instalaciones de producción clandestinas similares, con redes logísticas bien desarrolladas, que a menudo emplean a ucranianos.

Tras hablar con los agentes de la ley rusos y con traficantes de drogas condenados, que cumplen sus penas en diferentes ciudades de Rusia, se puede averiguar por qué exactamente Ucrania se ha convertido en una fragua para este negocio y en el principal proveedor de drogas sintéticas a Rusia, y qué tienen que ver con ello los servicios especiales ucranianos.

Guerra híbrida

Alexandr es un empleado de uno de los organismos policiales encargados de la lucha contra las drogas en Rusia. Durante los últimos ocho años, Alexandr y sus colegas se han visto sumergidos en una nueva guerra híbrida no declarada en la que las drogas se han convertido en el arma preferida de su enemigo.

"El tráfico de drogas ya era uno de los delitos más difíciles de detectar, y la proporción de traficantes capturados no superaba el 5-10% del total. Y con el estallido de las hostilidades en Donbás, las fuerzas del orden rusas empezaron a resolver no más del 1-2% de esos delitos", explica Alexandr agregando que el motivo principal es el aumento de los delitos de esta índole.

"Desde 2014 de Ucrania fluye una avalancha de drogas sintéticas, mefedrona y alfa-PVP, las llamadas sales, y los propios ucranianos están dispuestos a producirlas y distribuirlas aquí", señaló.

"Las fuerzas del orden ucranianas han cortado casi por completo todo contacto con nosotros, y creo que esta expansión de la droga comenzó no sin su conocimiento: han declarado una especie de guerra híbrida, que lleva 8 años", añadió.