La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera ha alcanzado niveles récord en 2022, según alertó la Organización de Naciones Unidas (ONU). En particular, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2), metano y protóxido de azote han superado los valores preindustriales, lo que representa un desafío significativo en la lucha contra el cambio climático.

Estos hallazgos fueron presentados en el boletín anual de gases de efecto invernadero de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), generando preocupación en la comunidad científica. A pesar de los esfuerzos y advertencias de décadas, la tendencia al alza de estas concentraciones no se ha revertido, lo que plantea desafíos significativos para cumplir con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París de 2015.

El Acuerdo de París tiene como objetivo limitar el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados, con la aspiración de no superar los 1,5 ºC. Sin embargo, las proyecciones actuales indican que las temperaturas podrían aumentar considerablemente por encima de estos niveles, lo que conllevaría consecuencias graves en términos de condiciones climáticas extremas, como olas de calor, precipitaciones intensas, elevación del nivel del mar, derretimiento de glaciares y acidificación de los océanos.

El impacto socioeconómico y ambiental de estos cambios se espera que sea significativo. La OMM advierte que si no se toman medidas efectivas, los costos asociados a estas consecuencias podrían ser considerablemente altos.

Estos hallazgos son especialmente relevantes en el contexto de la próxima convocatoria anual de la ONU sobre el clima, la COP28, que se llevará a cabo del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái. Se espera que estos datos refuercen la urgencia de tomar medidas concretas para abordar el cambio climático a nivel global.