Una ola de calor sin precedentes está afectando a gran parte de Brasil, con temperaturas que han alcanzado niveles récord en ciudades como Río de Janeiro y Brasilia. La sensación térmica ha superado los 58 grados en Río de Janeiro, siendo la más alta desde que se comenzaron a registrar estos datos en 2014. Este fenómeno ha llevado a 15 estados a mantenerse en alerta por el calor extremo, con temperaturas que superan los 39 grados en Río de Janeiro y los 37,3 en Brasilia.

La situación ha sido agravada por una sequía histórica, que ha vaciado ríos en la Amazonía, y por intensas lluvias acompañadas de ciclones en el sur del país. Además, los incendios forestales están causando estragos en el Pantanal brasileño, el mayor humedal del mundo. Los satélites han detectado un aumento significativo en la cantidad de focos de incendio en la región, poniendo en peligro la fauna, incluidos animales emblemáticos como los jaguares.

Los incendios, que se han extendido por grandes áreas del Pantanal, se han salido de control y están afectando gravemente la vegetación y la vida silvestre. La sequía excepcional y la acción humana, en particular el uso de quemas controladas para la agricultura, se han señalado como las principales causas de los incendios.

El impacto de estos incendios en el Pantanal es devastador, poniendo en riesgo la vida de miles de especies animales y vegetales. Esta región, hogar de una biodiversidad extraordinaria, alberga cientos de especies de aves, mamíferos, peces, reptiles, anfibios y plantas.

La combinación de la ola de calor, la sequía y los incendios forestales representa un grave desafío para Brasil, que enfrenta la urgente necesidad de tomar medidas para proteger el medio ambiente y la vida silvestre en la región del Pantanal, así como para mitigar los efectos del cambio climático en el país.