Un puñado de administraciones locales en España se han convertido en las primeras de Europa occidental en ofrecer la licencia menstrual a sus empleadas, en un intento por lograr un mejor equilibrio entre las demandas del lugar de trabajo y los dolores menstruales.

Este año, la ciudad catalana de Girona se convirtió en la primera del país en plantearse modalidades laborales flexibles para cualquier empleado que experimente molestias debido a la menstruación.

En junio anunció un acuerdo con sus más de 1.300 empleadas municipales para permitir a mujeres, hombres trans y personas no binarias tomar hasta ocho horas de baja menstrual al mes, con la salvedad de que el tiempo utilizado debe recuperarse en un lapso de tres meses.

“Girona es conocida por muchas cosas y creo que hoy estamos agregando un nuevo elemento a la lista, ya que somos pioneros en la aprobación de la baja menstrual”, dijo en ese momento la teniente de alcalde de la ciudad, Maria Àngels Planas. "Estamos eliminando el tabú que existe en torno a la menstruación y el dolor que sufren algunas mujeres, que sufrimos nosotros, durante la menstruación".

Poco después, los municipios catalanes de Ripoll y Les Borges Blanques anunciaron políticas similares. En septiembre, la ciudad de Castellón de la Plana, en el este de España, dijo que había firmado un acuerdo con sus 1.500 trabajadoras municipales que incluía una política de licencia menstrual similar a la de Girona tras las solicitudes de varias empleadas.