Nadie puede estar seguro si era un plan contingente elaborado con anterioridad o si resulta consecuencia de no haber podido terminar la guerra en los plazos previstos al inicio de la misma, pero Vladimir Putin y sus generales, modificaron el esquema en la invasión a Ucrania.

La nueva metodología es el cambio del riesgo de vidas humanas de soldados rusos, por el costo económico del material bélico, especialmente el de cohetería que ahora es utilizada a mansalva. El retiro de tropas rusas de ciudades estratégicas, como Kherson, no fue una rendición al ejército ucraniano, fue por el contrario, la liberación de un territorio con el fin de bombardearlo de manera permanente.

Entre poner en juego miles de vidas de reservistas poco entrenados y atacar a distancia, Putin eligió esto último, porque además, la victoria era una quimera con dichos reservistas. 

Pero además, el plan contempla las modificaciones climáticas que se avecinan. El invierno ucraniano es impiadoso, y los rusos decidieron atacar todas las fuentes de energía de que dispone el país de Volodimyr Zelensky, para que el padecimiento invernal sea preocupante.

Si los soldados rusos permanecen en Ucrania cuando la energía se reduzca a niveles paupérrimos, probablemente Putin sufriría muchas bajas. 

El bombardeo permanente de infraestructura energética, es cierto, tiene un alto costo. Sin embargo el gobierno de Moscú no esta poniendo en juego misiles de alta precisión y última generación, sino muchos misiles pero antiguos, una lluvia de armas obsoletas. Al mismo tiempo, adquirió a muy bajo costo, los famosos drones iraníes, que funcionan del mismo modo, una suerte de ataque piraña.

El destino de la guerra es ahora incierto, y depende del clima. Las plantas de energía ucranianas ya estan dañadas, al menos el 50% del país está a oscuras y el frío viene a paso firme. El gobierno ucraniano no tiene recursos y la provisión de misiles defensivos por parte de occidente es cada vez menor. 

Es que, los gobiernos de Europa y Estados Unidos, le están pidiendo al presidente ucraniano que se siente a negociar, y por ahora, parece existir un envalentonamiento de la autoridades que impide que dicho armisticio ocurra. La presión de la población civil padeciendo frío sobre el gobierno de Zelensky, es, en definitiva, la reacción que quiere probar Putin, y tal vez, los gobiernos de este lado del globo.