El ex Presidente ruso Dmitry Medvedev ha declarado que cualquier arma en el arsenal de Moscú, incluyendo armas nucleares, podrían ser empleadas para defender territorio ucraniano que se incorpore a Rusia.

El ahora Vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia también mencionó que se llevarán a cabo referéndums organizados por autoridades separatistas e instaladas por Rusia en grandes extensiones del territorio ucraniano ocupado, y que “no hay marcha atrás”.

“Las repúblicas de Donbas [Donetsk y Luhansk] y otros territorios serán aceptados en Rusia”, comunicó Medvedev por Teelgram, refiriéndose a las regiones separatistas en el corazón industrial del este de Ucrania.

Sus comentarios procedieron a las advertencias de Putin sobre que Moscú usaría “todos los medios disponibles” para proteger la “integridad territorial” de Rusia, al movilizar 300,000 refuerzos para pelear a Ucrania. La amenaza nuclear provocó la condena inmediata de algunos líderes occidentales.

Rusia posee un estimado de 5,977 ojivas nucleares. 1,588 de ellas están actualmente desplegadas, lo que significa que se encuentran en misiles intercontinentales y en bases de bombarderos pesados.

Los votos para unirse a Rusia están pactados para tener lugar en las partes rusas de las provincias ucranianas de Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporizhia; al igual que en parte de la provincia de Mykolaiv. Se estima que habrá resultados abrumadoramente alentadores para Rusia.

Dichos votos, que van a emitirse bajo ocupación militar sin supervisión extranjera, han sido llamados “farsas” por Kyiv y sus aliados occidentales.

Si son formalmente admitidos a la Federación Rusa, los territorios ocupados, donde las contraofensivas ucranianas se han movilizado en las últimas semanas, serán puestos en protección contra las armas nucleares rusas, bajo la doctrina nuclear de Moscú.

Moscú no controla del todo ninguna de las cuatro regiones que trata de anexar, con solo alrededor del 60% de Donetsk y el 66% de Zaporizhia actualmente en manos del ejército ruso.