Colombia definirá su próximo presidente en medio de una enorme crisis social y económica entre dos outsiders de la política en un proceso electoral donde el oficialismo no presentó candidatos, pero hoy, frente a la coyuntura, se inclina claramente por respaldar a la única opción de derecha.

Gustavo Petro, un economista, un intelectual, un exguerrillero que aspira a ser el primer presidente progresista de un país política y económicamente conservador, estable y continuista para lo bueno y lo malo.

Por el otro, Rodolfo Hernández, un político independiente y sin partido que reniega de los políticos, un empresario que quiere llevar las lógicas de las compañías al Estado, un adalid contra la corrupción que el 21 de julio podría ser el primer presidente electo en ser enjuiciado, precisamente, por corrupción.