Los alemanes están preocupados por las heladas invernales que se avecinan incluso cuando Europa suda con temperaturas récord, en medio de la incertidumbre sobre si una interrupción completa de las entregas de gas rusas obligaría al racionamiento de energía en los hogares privados y en la industria.

Alemania, que ha logrado reducir su dependencia del gas ruso del 55 % a aproximadamente el 35 % de su demanda desde el comienzo de la guerra de Ucrania, sigue dependiendo en gran medida del gasoducto Nord Stream 1, que cerró durante 10 días a partir del 11 de julio, debido a trabajos de mantenimiento programados.

Los otros dos gasoductos que normalmente transportan gas ruso a Alemania tampoco están dando servicio actualmente al país. En mayo, Gazprom cesó las entregas a través del gasoducto Yamal que pasa por Bielorrusia y Polonia, mientras que Transgas, que transita por Ucrania, una extensión del gasoducto Soyuz desde Rusia, está priorizando las entregas a Eslovaquia y Austria.