Paris Hilton, bisnieta del magnate hotelero, Conrad Hilton, confesó en una nueva entrevista sobre el infierno por el que tuvo que pasar mientras estudiaba en la “escuela de crecimiento emocional”, Provo Canyon, en Utah. Entre abusos sexuales, receta de pastillas, y torturas psicológicas, la influencer reveló lo que fueron sus 11 meses en el lugar.

"En Provo Canyon School, el personal masculino me despertó en medio de la noche, me condujo a una habitación privada y me realizó exámenes cervicales", empezó diciendo Hilton en su entrevista con el New York Times. "Privada del sueño y fuertemente medicada, no entendía lo que estaba pasando. Me obligaron a acostarme en una mesa acolchada, abrir las piernas y someterme a exámenes cervicales. Lloré mientras me sujetaban y dije: "¡No!" Simplemente dijeron: "Cállate. Cállate. Deja de luchar", continuó explicando.

"Fui violada y estoy llorando mientras escribo esto porque nadie, especialmente un niño, debería ser abusado sexualmente. Me robaron mi infancia y me mata, esto todavía le está sucediendo a otros niños inocentes", indicó.

Además del trágico hecho, Hilton también aseguró que a los niños les recetaban pastillas, las cuales escondía en una servilleta para no tomarlas. De acuerdo con su relato, luego de que el staff descubriera que guardaba los medicamentos, la pusieron en aislamiento. “Hacían que la gente se quitara la ropa y entrara allí durante unas 20 horas. Me sentí como si me estuviera volviendo loca. Alguien estaba en la otra habitación, había como una camisa de fuerza. ... Me estaba congelando, me estaba muriendo de hambre, estaba sola. Tenía miedo”.

Una vez que alcanzó la mayoría de edad, Paris pudo librarse de ese martirio y volvió a casa sin decir una palabra a su familia de lo que vivió ahí. “Después de estar en esa escuela, no quería que nadie lo supiera, no quería avergonzarme de que estaba tan obsesionada con lucir perfecta por fuera”.

Hilton fue enviada a la escuela como castigo y preocupación de sus papás debido a sus constantes salidas de fiesta y mal comportamiento. Según recuerda, cuando vivía en Nueva York se volvió “adicta a la vida nocturna. Me sentía como la reina de la noche. Ahí es donde realmente me convertí en Paris”.