A los 88 años, falleció Jean-Paul Belmondo tras una larga enfermedad. Belmondo es una leyenda feliz del cine francés y europeo de las últimas décadas, actor, productor y director de cine y teatro, figura esencial de todas las escuelas cinematográficas de su tiempo, de la Nouvelle Vague que inventó un nuevo lenguaje, al cine más popular.

Belmondo nació en el seno de una familia muy burguesa en Neuilly-sur-Seine, en la periferia en otro tiempo aristocrática del oeste de París, y ha fallecido en su hotel particular en el corazón de su ciudad íntima, cosmopolita y popular.

Su padre fue un escultor de cierto renombre. Y deseó para su hijo una educación muy selecta, compatible, a su modo de ver, con la carrera de artista que soñaba el joven Belmondo.

En la encrucijada de muchos caminos, entre su paso por cabarets de moda durante su primera juventud y su incipiente carrera dramática, Belmondo comenzó convirtiéndose en una de las figuras emblemáticas de la Nouvelle Vague cinematográfica, la que encarnaron Claude Chabrol, François Truffaut, Jean Luc Godard, entre otros, sin olvidar al gran patriarca y amigo, Jean-Pierre Melville. 'Al final de la escapada' (1960), de Godard, y 'El confidente' (1962), de Melvill, quizás sean dos de los personajes más emblemáticos de esa época esencial de su carrera y el cine francés. Sin olvidar que durante los años 50 y 60 del siglo XX, Belmondo trabajó con todos los grandes del cine francés de su tiempo: Marcel Carné, Marc Allegret, Claude Sautet, Marcel Ophüls, Édouard Molinaro, Jacques Deray, Henri Verneuil, Claude Lelouche.