Hay vida y hay Mundial para la Selección Argentina. Sufrió, jugó muy mal durante casi una hora pero consiguió sacar adelante una circunstancia dificilísima. Le ganó 2 a 0 a México, de muy pobre nivel, gracias a dos golazos, uno de Lionel Messi y otro, de lo mejor de la Copa, de Enzo Fernández.

El primer tiempo fue el más tedioso de todo el campeonato. El nivel de ambos equipos fue pobrísimo y los nervios de lo que había en juego, la posibilidad de una eliminación, conspiró contra el juego. También contribuyeron con eso algunas cuestiones tácticas, como la decisión de retrasar a Guido Rodríguez a posición de defensor para que sea salida, algo que no funcionó.

No pudo aportar un primer pase claro y, falto de confianza, empezó a tomar decisiones poco arriesgadas que no contribuían con el equipo. Además, tuvo pocas opciones por la falta de movilidad y la decisión de adelantar a Marcos Acuña y ubicar a Lisandro Martínez como lateral por izquierda. Dentro de un panorama muy malo, se destacó Alexis Mac Allister, con juego hacia adelante, y la seguridad defensiva de Nicolás Otamendi y Lisandro Martínez.

En la segunda mitad, el equipo de Lionel Scaloni aprovechó las dudas del rival para aproximarse al área rival. Sin levantar demasiado el nivel empezó a jugar en una zona más riesgosa. Recién con el ingreso de Enzo Fernández, que cambió el partido, lo del conjunto nacional fue decididamente mejor.

De todas maneras, el contexto inhibía muchísimo y las chances claras no llegaban. A los 20, Ángel Di María encontró a Messi cerca del área. El 10, que no había conseguido diferenciarse del bajo nivel general del equipo, aceleró y sacó un remate bajo y muy ajustado contra el palo izquierdo que venció a Guillermo Ochoa. La euforia fue propia del tamaño del gol y del peso que se sacaba de encima.

El tanto y algunos ingresos positivos más, como los de Julián Álvarez y Nahuel Molina, le dieron el empujón final al conjunto nacional para sentenciar la historia. En un córner, que en principio iba a ser jugado corto para aguantar, Messi se la dio a Enzo Fernández que encaró con decisión a Erick Gutiérrez. Tiró una bicicleta en el área, se lo sacó de encima, abrió el pie derecho y la clavó en el segundo palo con maestría. Una verdadera genialidad.

Poco más pasó en un encuentro en el que si bien lo de Argentina no fue bueno, lo del rival, México, fue sustancialmente peor. El equipo de Gerardo Martino mostró debilidad individual, falta de decisión y una pobreza colectiva notable.

La Albiceleste dio un paso gigantesco luego de un primer golpe durísimo. Un triunfo en la última fecha le permitirá no solo clasificarse, sino también ganar el grupo. Si empata, requerirá que Arabia Saudita y México empaten o que México gane por menos de tres goles de diferencia.