La Selección Argentina respira con tranquilidad en medio del aire denso que rodea al resto de los países sudamericanos, a excepción de Brasil. El conjunto de Lionel Scaloni ya tiene su boleto para Catar 2022, pero hay muchas selecciones fuertes que se van a jugar todo en las fechas que quedan.

Uno de esos equipos es Chile, que se ubica en la sexta colocación y por ende, por el momento, estaría afuera del próximo Mundial. Por eso, para jugar ante Argentina el próximo 27 de enero, La Roja dispuso un cambio de sede para tratar de hacer sentir más su localía. El partido se jugará en el desierto de Calama, a 2.260 metros de altura.

Obviamente, esta plaza está lejos de tener las dificultades geográficas que tienen otras canchas, como el Hernando Siles de La Paz, Bolivia, ubicado a 3.600 metros, aunque se asemeja un poco más a las condiciones de la ciudad de Quito, que se ubica a 2.850 metros sobre el nivel del mar.

Los jugadores chilenos, que en su mayoría juegan en el exterior, tampoco tienen una enorme experiencia en jugar en la altura. Sin embargo, tendrán dos objetivos: incomodar a Argentina, que siempre a tenido dificultades con esta cuestión geográfica y prepararse para su siguiente partido, que será nada menos que ante Bolivia de visitante.

Cuatro días después, el 1 de febrero, el equipo argentino volverá a ser local en la Ciudad de Buenos Aires, después del paso por San Juan para enfrentar a Brasil, con el objetivo de medirse en el Monumental frente a Colombia.