Los períodos de Jean Todt como presidente de la FIA estuvieron signados por el vendaval que heredó de parte de Bernie Ecclestone / Max Mosley y el Pacto de la Concordia de 2012 (que a la postre les entregó dos tercios de los ingresos de la FOM a Mercedes, Ferrari y Red Bull, y migajas a los demás equipos), así como por intentos de corrección política en la forma de carteles intachables como “Si bebe, no conduzca” y, entre otras medidas, la creación de un campeonato femenino internacional de F3 (ahora, por cuestiones comerciales, llamadas Fórmula Regional, en uno de esos absurdos tan típicos del cerebro de Stefano Domenicali) “para promover la inserción de la mujer en el deporte motor”.