La FIA sigue bicicleteando sus propias normas de acuerdo a la cara del cliente, y la burla de Red Bull al techo presupuestario parece que va a quedar impune. En su segundo año de funcionamiento, el techo presupuestario se devela como una utopía porque la regla está hecha de manera que los equipos grandes pueden burlarla, e incluso incumplirla, sin que haya consecuencias para el campeonato.