El seleccionado paraguayo venció a Japón en los penales tras un agobiante partido de octavos de final que se extendió por dos horas sin goles.

En la primera parte, Paraguay fue un poco más que los nipones. Dispuso de un par de chances abajo del arco que le sacaron del buche a Roque Santa Cruz.

En el segundo tiempo, todo fue más chato y Japón fue un poco más.

Promediando la segunda etapa, el alargue y los penales se veían como inexorables: los dos estaban demasiado tensos ante el partido más importante de sus respectivas historias mundialistas.

En ese contexto transcurrió el segundo tiempo: anodino para los espectadores imparciales, crispado para los hinchas en las tribunas y en las pantallas.

Llegados los penales, el conjunto del Tata Martino mostró nervios de hierro y anotó sus cinco disparos.

En los guaraníes anotaron Barreto, Lucas, Rivero y Haedo Valdez. Como Komano había estrellado en el ángulo derecho su disparo, el quinto remate de Tacuara Cardozo, ejecutado con frialdad y maestría, le dio el 5-3 al conjunto sudamericano y, con él, el pase a los cuartos de final de un Mundial por primera vez en la historia.

Así, Paraguay ratifica en el ámbito ecuménico lo hecho en las últimas cuatro Eliminatorias sudamericanas (la última de las cuales ganó).