La FIA confirmó cuáles serán las seis siestas al Sprint de 2023. Se trata de Bakú, Austria, Spa, Austin, Catar e Interlagos, todos circuitos en los que el sorpasso está garantizado. Brasil es el único Gran Premio que nunca se cayó de esta lista, y Austria es el otro circuito que repite. Lo que no cambiará es el formato de fin de semana en estos casos: Libres 1 con parque abierto los viernes, luego Clasificación con Parque Cerrado; el sábado, Libres 2 y siesta al Sprint, con puntos a los 8 primeros y definición de la parrilla del domingo: todo lo que se habló de independizar los resultados del sábado y el domingo quedó en la nada.

Lo mismo pasó en los últimos doce meses con la pretensión de un calendario ‘regionalizado’ para ahorrar costos logísticos, algo fundamental en un mundo inflacionado y en el que el transporte es de lo que más subió a nivel global. Sin embargo, el inefable Stefano Domenicali ya dijo hace 12 meses, tras clavarles a los equipos dos fines de semana seguidos viajando de Bakú a Montreal, que pensaba en un calendario regionalizado… este año hizo lo mismo… y el año próximo el bodoque será entre Baku y Miami… y entre Las Vegas Abu Dhabi… Domenicali, el rey del humo.

Este objetivo no puede ser demorado mucho más si el objetivo es acabar con la huella de carbono para 2030, y un calendario al borde de las 25 carreras. El asunto es que muchos deberán deponer sus intereses para beneficio del campeonato; por ejemplo, juntar las carreras de Silverstone, Spa y Zandvoort en fines de semana consecutivo, y lo mismo con las carreras en Norteamérica (Canadá, México y las de Estados Unidos) es crucial. Las carreras de los países árabes deben aceptar otro tanto; lo más peliagudo es la parte de Oriente, con las mayores distancias entre una cita y otra (de más de mil o incluso de dos mil kilómetros).

La Fórmula 1 vivirá en 2023 la temporada más larga de su historia, con 23 carreras —24 si se reemplaza el Gran Premio de China—. El calendario del año que viene ha dado mucho de qué hablar desde el punto de vista logístico, especialmente por los dobletes Azerbaiyán-Miami en primavera y Las Vegas-Abu Dabi a final de temporada.

Por otro lado, la F1 trabaja en un campeonato con 100% de uso de biocombustibles para 2026 (cuando se estrenen los nuevos motores, con 50% de energía generada por el turbo y las baterías), y este índice ya subiría al 555 en 2023 para la F2 y la F2.

Por último, y quizá lo más prometedor de todo, es que la FIA está buscando la manera de evitar el uso estratégico de los cambios de planta impulsora, que convierten el resultado de la Clasificación en un esperpento tan incomprensible como la forma final de la parrilla. Si bien el recurso de estrenar motor en circuitos convenientes para el sorpasso y guardarse dos o tres usables en las últimas carreras fue algo común desde la implementación de estas sanciones, el año pasado ya fue grotesco el uso del recurso.

Entre las medidas que evalúa la FIA está que la unidad reemplazada no pueda volver a utilizarse, y también que la sanción no sea en posiciones en la parrilla de salida, sino en tiempo a cumplir en el primer pit stop que haga. En contraste, el número de motores permitidos sin sanción en el año subiría en 2023 a cuatro (algo que los equipos pedían a gritos hace doce meses: si la FIA los hubiera oído, no hubiéramos tenido este festival de cambios de motor).

Todas estas medidas se definirán este fin de semana en Bologna, en el marco de la gala de fin de temporada de la FIA.