Ya es un sordo clamor en los medios italianos que cubren la F1: la salida de Mattia Binotto como Team Principal de Ferrari sería cuestión de horas. Así lo afirman publicaciones como La Gazzetta dello Sport e Il Corriere della Sera.

Así, el flemático ingeniero suizo no llegaría al mágico quinto año (el período estimado para desarrollar un coche top) que sí tuvieron en sus tiempos Schumi-Brawn-Todt, y en el que terminaron de ganar todo (por una lesión de Schumi, en el 99 se les escapó el título de Pilotos).

En sus cuatro años, como te contábamos en Continental Web en los últimos días, Binotto, un motorista con casi tres décadas en Maranello, diseñó dos motores capaces de ganar carreras: el de 2019 (ilegal), y el de 2022 (que tuvo dos años de gestación, sobre conceptos obligadamente distintos al anterior). Pese a que la evolución del auto Ferrari en 2022 fue exactamente la que se esperaba y se pretendía (un coche capaz de volver a ganar carreras), la defección de Mercedes (cuyo coche nació muy mal) dejó a los italianos peleando mano a mano los títulos con Red Bull, en un panorama parecido al de la Era Schumi en 1997 y 1998.

La comparación no es baladí: en esos tiempos, si bien, sobre todo a una vuelta, la Ferrari era sensiblemente peor que los coches top de estas temporadas (el Williams que hizo campeón al inestable Jacques Villeneuve; el McLaren que le dio su primer título a Mika Häkkinen), entre la increíble conducción de Schumacher y la capacidad estratégica de Ross Brawn gestionaron la lucha por el título hasta el final.

Allí reside el principal demérito de Binotto: excelente director técnico (Rory Byrne), no alcanzó el nivel de Ross Brawn en la gestión del día a día, ni fue el jefe político que llegó a ser Jean Todt. Se ocupó (le encajaron en Maranello) de todas las funciones principales y esto llevó a una desorientación estratégica generalizada, agravada por viejas incoherencias organizativas del equipo que siguen pesando, aunque lleven años. Así, Leclerc perdió 192 puntos respecto de Verstappen en los últimos 19 Grandes Premios, a razón de diez por fin de semana, equivalentes a un quinto puesto de carrera: intolerable para los volcánicos tifosi.

Binotto ha confesado a sus íntimos un gran cansancio acumulado debido a la constante presión mediática como jefe de Ferrari. Entretanto, como barruntábamos en Continental Web hace días nomás, el golpe de Estado contra Binotto (y las filtraciones periodísticas masivas de las últimas dos semanas) proviene del entorno de Charles Leclerc (o sea, de Nicholas Todt, su influyente manager) y a favor de Frédéric Vasseur, actual jefe de Alfa Romeo. No parece haber otros nombres dando vueltas (Andreas Seidl, de McLaren, se habría negado a abandonar el equipo británico), por lo que Benedetto Vigna, administrador delegado de la Scuderia, podría quedar como jefe interino: no parece razonable hacer toda la pretemporada técnica sin un jefe, aunque todos los procesos de diseño estén finalizados y estemos en pleno proceso de fabricación del auto de 2023.

Lo que sí está claro es que la apuesta de los dueños de Ferrari por 'italianizar' el equipo y promover a los ingenieros propios ha sido dada de baja, pese a que los datos de la realidad indican que fue óptima (incluso aunque no alcanzó ni de lejos para pelear de vuelta el campeonato).

Las próximas semanas serán agitadas en Maranello.