Tenía razón Leclerc el sábado: Ferrari tenía auto para ganarle a Verstappen este fin de semana. El piloto monegasco obtuvo una victoria importantísima desde el punto de vista anímico para él, que ya lucía desesperado ante los ridículos inconvenientes de las últimas carreras, todas complicadas para él por desastres mecánicos o estrategias de boxes pésimas de la Scuderia. También es un triunfo clave para el ánimo de Ferrari, que venía perdiendo por goleada desde Imola y, luchando contra los problemas de fiabilidad, empieza a dar vuelta la tendencia de los domingos.