Uno de los periodistas más versados sobre la Scuderia, Giorgio Terruzzi, lanzó la bomba: el saliente presidente de la FIA, Jean Todt, podría volver a Ferrari. El periodista del Corriere della Sera asegura que ya hubo tanteos de parte de John Elkann, presidente de Ferrari y del Grupo Stellantis.

La idea sería convertirlo en un consigliere en el estilo de lo que fue Niki Lauda para Mercedes. Alguien con experiencia y astucia para detectar tempranamente errores y desvíos propios y carpetear con las autoridades de la FIA.

John Elkann es nieto del anterior patriarca de la familia Agnelli, dueña histórica de Fiat y, desde los 60, de Ferrari, el emblema deportivo de Italia, pero también de los Agnelli. Los popes de Turín no están seguros del rumbo que comanda el poco expresivo suizo Mattia Binotto, pero no quieren dinamitar más equipos de trabajo y echar ingenieros que después van a Mercedes a pintarles la cara, como Costa y Allison.

La llegada de Todt buscaría recuperar peso político en la FIA, y ello en un momento clave, cuando hay que negociar y escribir el reglamento técnico de 2026, con un motor completamente nuevo con potencia híbrida en un 50%. Ferrari pasó de ser el equipo más influyente en la FIA a principios de siglo a ser más o menos dentro de los tejemanejes de la FIA lo que son las autoridades de la AFA en la FIFA.

La pregunta es si este Todt políticamente gagá y convencido de que la tarea principal del presidente de la FIA es construir carteles de prudencia vial puede aportarle a Ferrari el nervio que le aportó Niki Lauda al equipo Mercedes. De aquel superequipo de principios de siglo, el nombre para esa tarea sería Ross Brawn, que es el director técnico de Liberty Media, y parece poco probable que salga de ahí, donde por otra parte le ha hecho mucho bien a la F1.