“No es la herramienta, son quienes la manejan” repiten incansablemente algunos defensores a ultranza del bendito VAR. Claro, de ese modo, intentan exculpar a un elemento que tiene un evidente defecto de fábrica: requiere ser manipulado e interpretado por seres humanos.

Este fin de semana, la Serie A dio otro ejemplo de la caducidad de la tan ponderada herramienta. En el duelo entre Juventus y Salernitana, el humilde equipo del sur se imponía por 2 a 0 al finalizar el primer tiempo. En la segunda mitad, la Vecchia Signora fue por la remontada, se puso 2 a 2 y sobre el final consiguió el ansiado gol del triunfo a partir de un cabezazo de Arkadiusz Milik.

El increíble gol que le anularon a la Juventus

Sin embargo, en medio del furioso festejo, desde el VAR llamaron a revisar la acción. Tras el remate de cabeza del delantero polaco, Leonardo Bonucci intentó cabecear y pese a no haber llegado, intervino en la acción. La cámara enfocó una parte de la jugada y el defensor italiano parecía en fuera de juego, pero un rato después, la televisión italiana mostró una imagen clarísima.

La contundente imagen que subió Milik a su Instagram
La contundente imagen que subió Milik a su Instagram

Los jueces se centraron en él área y se olvidaron completamente de Antonio Candreva, jugador de Salernitana que había ido a incomodar a la zona del córner y que habilitaba a todos sin discusión alguna. La Asociación de Árbitros Italiana aseguró que quienes dirigieron el partido no tuvieron acceso al material revelado posteriormente y confirmaron que nunca vieron a Candreva.

El descubrimiento de la cadena Sky Sports con las medidas exactas que delatan la posición de cada jugador.
El descubrimiento de la cadena Sky Sports con las medidas exactas que delatan la posición de cada jugador.

Aclarar en el siglo XXI que una máquina de alta tecnología no falla pero que sí pueden fallar sus operarios es tan retrógrado como absurdo. El inconveniente pasa por la inserción de una herramienta que requiere de varios niveles de operación e interpretación humana y que le da, en última instancia, mayor discrecionalidad al colectivo de bajo rendimiento global que llevó a creer en la necesidad imperiosa de la ayuda tecnológica: el arbitraje.

Las reglas de un deporte son un sistema legal y los árbitros son los jueces. En todos sistema en el cual se desconfía de la capacidad de los jueces, las leyes tienden a ser más concretas, a recortar al máximo posible la interpretación y el margen de maniobra para tomar decisiones. En este caso, contrario a eso, se le abrió a los referís un mundo de posibilidades para ver, no ver, analizar y evaluar.

La inserción de esta herramienta puntual dilató la discusión sobre otras variantes tecnológicas que podrían haberse introducido anteriormente y que son absolutamente objetivas, como el offside automático o semi-automático, que recién ahora comienza a probarse y que tiene intervención humana pero menor. Incluso, la discusión del cambio de reglas en el fuera de juego está atascada ante la necesidad de resolver un problema gratuitamente adquirido como el funcionamiento del VAR.