Un hecho tan curioso como sucio tuvo lugar durante la noche del miércoles en la NBA. Un asistente técnico interfirió directamente en el juego y en el resultado de un partido. Directamente metió la mano, cortó un pase del rival y le permitió un contraataque a sus jugadores. Increíblemente su equipo ganó por un punto.

David Vanterpool es coach asistente de los Brooklyn Nets, uno de los equipos más poderosos de la liga, que tiene como coach principal al legendario Steve Nash. Los Nets luchaban en un partido ajustado frente a los Washington Wizards, que, a falta de menos de seis minutos para que termine el partido, estaban en plena remontada.

Cuando los de la capital perdían por 109 a 103, Spencer Dinwiddie de los Wizards tomó la pelota y buscó a su compañero, Kyle Kuzma, que estaba abierto y se disponía a intentar un tiro de tres puntos. Sin embargo, en el medio algo sucedió. Nadie pudo entender en el momento que era lo que había sucedido, porque la pelota no había llegado a destino y los Nets habían conseguido recuperarla.

La increíble acción del asistente que cortó una jugada.

Sólo el pasador y quien iba a ser el receptor pudieron ver con exactitud, aunque también con incredulidad lo que realmente había pasado. Vanterpool había metido la mano y había cortado la acción. Increíblemente, todo continuó su curso. Las protestas de los jugadores y el coach de los Wizards no surtieron efecto. Los árbitros no vieron la acción ni intentaron revisarla posteriormente.

La trampa fue clave en el resultado. El equipo de Brooklyn se impuso al de Washington por 119 a 118, nada más que por un punto. Si la jugada interrumpida hubiese terminado en una conversión de cualquier tipo, la historia hubiese sido diferente.