Es difícil sostener una ilusión cuando los hechos concretos son tan notablemente esquivos. Las aspiraciones pueden sostenerse en el peso de la camiseta y en la historia, pero en algún momento deben ser contrastadas con la realidad y esa realidad es un golpe al mentón permanente para Independiente. En un partido que manejó y en el que mereció mejor suerte, al Rojo se le escapó en dos minutos en base a la falta de alternativas propias y las variantes reales del rival. Atlético Tucumán se impuso por 2 a 0 en el José Fierro con goles de Franco Mussis y Renzo Tesuri y le rompió el invicto.

El equipo local buscó de manera más directa, con pelotazos y envíos aéreos, pero no hizo un buen partido. En el primer tiempo tuvo una oportunidad rápido tras un córner de Mussis desde la izquierda y un cabezazo de Ramiro Ruiz Rodríguez que sacó muy bien Sebastián Sosa. Pero, luego, casi hasta el final del partido, no tuvo una sola chance más ni elaboró una jugada medianamente riesgosa.

Independiente tuvo mucho la pelota, pero le faltó justeza en los últimos metros. Su mejor futbolista fue Alan Velasco, que estuvo muy poco acompañado por el siempre irregular Andrés Roa, Sebastián Palacios, que sólo tuvo 10 buenos minutos en el segundo tiempo y Silvio Romero, que estuvo ausente del partido.

Aún así, a partir de lo que generó su 10 tuvo una clara chance. A los 25, el joven de 19 años se sacó dos rivales de encima y remató de afuera del área, pero Cristian Luchetti despejó. A pesar de la superioridad del visitante, hubo una sola chance clara por lado en la primera mitad.

En el segundo tiempo la historia fue diferente. Independiente llegó más y tuvo un periodo entre los 15 y los 25 minutos donde decididamente mereció convertir. Tuvo tres chances: una gran jugada de Velasco que Romero, muy desconectado del partido, no llegó a definir, una acción en la que Roa peinó en el primer palo y ni Romero ni Insaurralde aparecieron por el centro y la más clara, tras un gran pase de Alan Soñora y un cabezazo de Palacios que detuvo el arquero.

El equipo de Falcioni controlaba bien la mitad de la cancha, a partir del muy buen partido de Patricio Ostachuk, habitual marcador central que debió jugar como volante a partir de las lesiones y la falta de recambio. Muchas veces se cuestiona a algunos de los jugadores titulares o al propio entrenador por sostenerlos a pesar de bajos rendimientos. Pero, si bien los que juegan habitualmente no brillan, el recambio, tal como pasó en este encuentro, deteriora al equipo.

Cuando Roa y Palacios abandonaron la cancha e ingresaron Gastón Togni y Braian Martínez, todos los ataques del Rojo pasaron a depender pura y exclusivamente de Velasco, que en esa insoportable soledad se equivocó mucho. En la vereda opuesta, el Decano mostró variantes reales que cambiaron el partido.

El ingreso de Augusto Lotti fue determinante en el resultado y en una ráfaga de dos minutos y con sólo dos ataques, el equipo local se llevó el partido. A los 40, tras una buena combinación, el mencionado delantero ex Unión se la dejó servida a Mussis que remató débil y no tan esquinado desde afuera del área y consiguió convertir con cierta complicidad de Sosa. Y, menos de dos minutos más tarde, otra vez Lotti asistió en este caso a Tesuri, otro que ingresó en el complemento, que asestó el golpe definitivo con un remate cruzado de pierna derecha.

Al conjunto de Avellaneda le faltó el recambio que tuvo el Decano. En Lotti, Tesuri y Ciro Rius, Omar De Felippe encontró las respuestas que Falcioni no pudo ni atinar a buscar en un banco repleto de juveniles, de los cuales la gran mayoría no debutó. Con los once que entraron, el Rey de Copas mereció más. Cuando hizo falta recambio, asomaron de manera penetrante las consecuencias de la destrucción dirigencial a la que el club fue sometido.