Francia es un gran equipo, pero humano y por ende falible. Salvo, cuando la tiene Kylian Mbappé. El delantero del Paris Saint-Germain brindó un recital y gracias a una asistencia y dos golazos suyos, su seleccionado derrotó 3 a 1 a Polonia. Robert Lewandowski descontó de penal cuando el partido estaba por terminar.

Durante un buen tramo del primer tiempo, el vigente campeón del mundo generó la idea de que el partido iba a terminarse rápido. Flotaba en el aire la sensación de que el primer gol estaba al caer y tras eso se vendría una goleada, pero no pasó. Una parva de goles errados, como uno de Olivier Giroud, quien sólo, abajo del arco, se tiró a definir y lo falló, generó cierta baja de confianza.

Eso lo aprovechó el conjunto polaco, que, a pesar de la abultada derrota, jugó su mejor partido. Mostró una versión más agresiva y menos conservadora, y aún con el partido igualado estuvo muy cerca de convertir. Cerca de la media hora, Bartosz Bereszyński, armó una gran jugada por izquierda y tiró el clásico centro atrás. Piotr Zielinski definió a la carrera y forzó una atajada genial de Hugo Lloris. En el rebote, Sebastian Szymański pateó y la pelota que se metía fue salvada en la línea por Raphael Varane.

Ni bien el seleccionado de Lewandowski bajó mínimamente la tensión, el conjunto galo asestó un golpe decisivo en un momento clave. Tras una buena jugada colectiva, Mbappé le metió un pase inimaginable a Giroud, quien mano a mano no falló y la cruzó contra el palo izquierdo.

En el segundo tiempo nada, de ninguno de los dos lados, fue igual. El equipo que dirige Czesław Michniewicz empujó pero sin muchas ideas. Cuando el entrenador decidió poner a Arkadiusz Milik para cargar el área fue tarde. El delantero de la Juventus sólo pudo incomodar en una acción y ya en la siguiente el rival definió el trámite.

Giroud condujo un contraataque y cedió para Ousmane Dembélé. El del Barcelona se la cruzó a Mbappé que, cansado de armar ataques por izquierda para que defina otro, decidió rematar él. Arqueó el cuerpo como para buscar el segundo palo y en cuanto Wojciech Szczęsny dio un paso hacia ese lado fulminó hacia el otro.

En el tiempo restante, aquel que suele llamarse “minutos basura”, hubo tiempo para dos tantos más. El tercero de Francia fue obra y gracia de su crack, que encaró por izquierda, se acomodó hacia el centro y sacó un remate combado que se clavó en el segundo palo, con su marca registrada.

El festival del 10 francés terminó con un pequeño tributo: Lewandowski pudo hacer su gol. En el último minuto adicionado, un centro desde la izquierda le pegó a Dayot Upamecano en uno de sus brazos, que estaba innecesariamente extendido. El ex delantero del Bayern Munich se hizo cargo de la ejecución y lo pateó muy mal: débil y poco esquinado. Lloris lo detuvo pero se adelantó y hubo que patearlo de nuevo. En su segunda chance, el goleador polaco no falló.

Francia asusta. Tiene piezas que funcionan de manera maravillosa para el lucimiento colectivo, como Theo Hernández, Aurelién Tchouameni o Giroud. Pero cuando la pelota es de Mbappé da un salto de categoría único y no parece haber forma de detenerlo. Ahora espera en cuartos de final al ganador de Inglaterra y Senegal.