Todavía no ha mostrado un rendimiento acorde a lo que se esperaba por sus enormes figuras. Sin embargo, el Paris Saint-Germain sumó su primer triunfo resonante de la temporada. Por la segunda fecha de la fase de grupos de la Champions League le ganó por 2 a 0 al Manchester City con goles de Idrissa Gueye y un tanto hermoso de Lionel Messi.

Los primeros minutos fueron parejos, con cierta postura más prolija del City. Esa situación fue emparejada por la figura de Marco Verrati, uno de los jugadores clave en el partido. El italiano mostró una capacidad genial para asociar compañeros y también para dar pases incisivos, aunque se apagó con el correr de los minutos.

La primera jugada a fondo terminó en gol. Achraf Hakimi y Kylian Mbappé armaron una jugada interesante por derecha ante cierta pasividad rival, hasta que el francés tiró un centro atrás. Neymar le erró a la pelota por el medio, pero en el segundo palo, Gueye la capturó y desde muy cerca sacó un remate violentísimo a un ángulo. El senegalés, que tiene como principal función la marca, ya lleva cuatro goles en la temporada y es muy importante: los rivales no lo toman como una amenaza ofensiva y suele aparecer libre.

El equipo inglés se hizo de la pelota con mucho juego exterior y buenos movimientos por afuera que lo llevaron a tener buenas opciones. La falta de un nueve y la carencia de movilidad interior generaron que a pesar de un asedio casi total no pudiese empatar el partido.

A los 25, de todas maneras, el equipo de Pep Guardiola tuvo una jugada realmente inmejorable que irá a todos los resúmenes de fin de año por lo insólita de la resolución. Kevin De Bruyne le puso un centro bárbaro a Raheem Sterling, quien cabeceó. La pelota dio en el travesaño y le pegó al arquero Gianluigi Donnarumma, por lo que quedó mansa para que Bernardo Silva defina en el rebote. Sin ninguna oposición y a menos de un metro del arco, el portugués volvió a darle al travesaño. De todos modos, en caso de gol, la jugada hubiera sido sujeta a revisión por la posición inicial de Sterling.

El PSG pudo contraatacar muy poco, algo que por las características de sus jugadores es una de sus especialidades. El rival se esmeró en terminar las jugadas y por eso sólo tuvo una chance con una corrida de Mbappé que terminó en un remate muy al medio de Ander Herrera.

En la segunda mitad, el Manchester siguió como el equipo dominante y volvió a generar situaciones claras. Antes de los 10 minutos tuvo un mano a mano que no pudo aprovechar De Bruyne. Eso fue una constante: buenas ocasiones de gol elaboradas por los mismos que terminaron definiendo, mucho más aptos para la creación que para la finalización. Elaboró mucho, aunque no tantas de fácil resolución y para concretar este tipo de situaciones es necesario algún especialista.

En 73 minutos Messi casi no había tocado la pelota. El argentino fue víctima de un sistema que apuesta más a la explosión física que a la elaboración cerebral. En consecuencia, el 30 bajó a buscarla para jugar, fue salteado para asistir a los más rápidos y quedó lejos como para llegar a zona de definición en el tiempo fugaz que pedía la jugada.

Pero, en la única que pudo recibir cerca de la mitad de la cancha para ser él el conductor de la acción, frotó la lámpara, hizo una maravilla y sacó a su equipo de una situación apremiante. La llevó del medio hacia la derecha y no cambió el ritmo hasta que ubicó a un compañero. Jugó con Mbappé quien se la dejó corta para que el rosarino acelere y desde la puerta del área la ponga en un sitio imposible. Un gol con su magnífico sello.

Con ese tanto el PSG cerró el juego y sumó un triunfo clave contra su principal rival en el Grupo A. El Brujas, que había conseguido un empate ante los parisinos en Bélgica durante la primera fecha, volvió a sorprender y venció al Leipzig en Alemania, por lo que comparte la punta junto al equipo que dirige Mauricio Pochettino con cuatro puntos.