Cuanto más gigante, más fuerte es la caída. Resuena el impacto de una eliminación que no era inimaginable pero igual sorprende. Croacia eliminó a Brasil en los cuartos de final del Mundial. Fue 1 a 1 en el duelo, con goles de Neymar y Bruno Petkovic, pero en la tanda decisiva se impuso el subcampeón del mundo por 4 a 2.

Evidentemente, el pentacampeón mundial no gozó del encuentro, sino que lo padeció. No sólo porque enfrentó al rival más fuerte de los que le tocaron en la Copa del Mundo, sino porque se encontró con un equipo de importante dureza defensiva y de gran experiencia.

En el primer tiempo, más allá de algún pasaje en el cual se jugó cerca de su área, el conjunto europeo mantuvo la calma. De la mano del inagotable Luka Modric, se acomodó atrás y controló los tiempos para no sufrir en exceso.

En la segunda mitad eso no fue tan así. De hecho, durante los primeros minutos, el seleccionado que dirige Tité tuvo las acciones más claras e hizo lucir a Dominik Livakovic, que venía de ser héroe en los penales ante Japón y volvió a ser la figura indiscutible. De todos modos fue un rato, una ráfaga, y ya sobre el final, más allá de un control territorial, el conjunto latinoamericano no preocupó.

Hubo que jugar alargue y, contrario a lo que suele suceder, allí llegaron las emociones. El equipo balcánico soportó casi todo el primer tiempo y hasta se animó a contraatacar y preocupar el arco de Alisson. Sin embargo, cuando todo se encaminaba a la igualdad, apareció Neymar, en todo su esplendor.

Realizó una jugada memorable, tiró paredes con Rodrygo primero y con Lucas Paquetá después, y encaró. Se metió en el área donde lo marcaron con excesivo cuidado. Ni los defensores ni Livakovic lo quisieron tocar y el delantero del PSG los gambeteó a todos y definió sin oposición.

El seleccionado que dirige el Bosnio Zlatko Dalic jamás se dio por vencido y nunca dejó de estar en partido. Pasó el primer tiempo y buena parte del segundo, y si bien no había llegado con claridad, la sensación era que la historia no estaba definida. A falta de 4 minutos, el fondo brasileño quedó mal parado y Nikola Vlasic aprovechó para desbordar por izquierda. Tiró un centro y Petkovic, que recién había ingresado y que no había sido titular para que el equipo sumase un mediocampista, remató. La pelota se desvió en Marquinhos y se le metió a Alisson.

El empate, por definición, implica la paridad absoluta entre ambos. Claramente, ese resultado no reflejaba la totalidad de la realidad. El esfuerzo de Brasil pareció quedar en la nada y Croacia, tenía el semblante del que se llevó lo que pretendía. Y contaba, además, con un as de espadas: el arquero.

Livakovic le sacó el primer disparo de todos a Rodrygo y encaminó la historia. El conjunto croata, que claramente había estudiado al arquero rival, convirtió todos los suyos: dos ejecutados al medio y dos bien pegados al palo. 

El último para los brasileños pesaba toneladas. Extrañamente, Neymar no tomó la pelota sino que lo hizo Marquinhos. Ejecutó cruzado y pese a que el arquero se volcó hacia el otro lado, la pelota dio en el palo.

Croacia otra vez está entre los mejores cuatro del mundo. Lo logró en 1998, cuando quedó en el tercer puesto, y en Rusia 2018, cuando se quedó con el subcampeonato. Ahora, espera en semifinales por el ganador de Argentina - Países Bajos.