Hace mucho tiempo que Boca no tenía una actuación tan destacada ante un rival exigente. Enfrentó al siempre difícil Defensa y Justicia en La Bombonera, lo dominó durante los 90 minutos y le ganó por 2 a 0 con absoluto mérito. Sebastián Villa y Juan Ramírez convirtieron los goles que lo depositaron en la semifinal.

El Xeneize no tuvo fisuras. Mostró una idea muy protagónica, con muchos futbolistas ofensivos y tuvo una clara intención de manejar el destino del juego en todo momento. Su rendimiento fue en crecimiento, porque durante los primeros minutos mostró fluidez en el medio pero falta de profundidad ofensiva. De todos modos tuvo un par de chances a partir de cabezazos de Carlos Zambrano luego de pelotas paradas.

El Halcón fue la cara totalmente opuesta. El equipo que viene acostumbrado a partidos importantes y a imponer su estilo en ellos, tuvo un muy bajo nivel. No tuvo su juego físicamente avasallante, tampoco tenencia de pelota y apostó a contraataques mediante pases largos. Quizás el cansancio que generó tanta polémica haya tenido algo que ver.

Durante los 10 minutos finales de la primera mitad, el local mostró su versión más punzante. A los 35 le anularon correctamente un gol de Pol Fernández por infracción previa de Villa sobre Nicolás Tripichio. Ese ataque del colombiano por izquierda fue el aviso de lo que sucedería poco después.

El conjunto de La Ribera puede jugar bien, regular o mal, y puede tener entrenadores con propuestas de las más diversas, pero en los últimos 4 años, la jugada más identificativa del equipo es el pase largo a Villa por izquierda y su posterior resolución individual. Y así se puso en ventaja: Marcos Rojo hizo el envío largo desde su campo, el delantero corrió, se sacó de encima a Tripichio y definió fuerte al primer palo para poner el 1 a 0. En la acción hubo clara responsabilidad de Ezequiel Unsain que no cubrió bien la zona.

Para la segunda mitad podía esperarse una reacción del visitante, que suele tener mucho ímpetu para salir a revertir resultados adversos. Pero todo fue del equipo de Sebastián Battaglia. Durante 20 minutos, manejó la pelota con excelencia, fundamentalmente por la precisión y la inteligencia de Alan Varela a la hora de la descarga tanto corta como larga.

Y desde entonces, cuando perdió un poco más la pelota, no sufrió en absoluto en defensa y tuvo la oportunidad de encontrar más espacios en ataque. A los 32 Óscar Romero le puso un pase genial a Ramírez que recién había ingresado. La pelota tuvo la fuerza justa y se abrió de a poco hacia la derecha del área para que el ex Talleres defina cruzado al gol. Unsain tardó en salir, aunque su responsabilidad en este caso fue mucho menor a la del primer tanto.

Boca hilvanó cuatro victorias consecutivas, algo que nunca es menor. Pero lo más destacado fue que por primera vez en mucho tiempo convenció desde el juego y neutralizó a su mínima expresión a un rival que suele jugar muy bien. El sábado enfrenta a uno de los grandes candidatos a ganar el torneo: Racing.