Contra Uruguay, la Selección Argentina ganó, goleó y gustó. Contra Perú, trabajó, sufrió y se complicó un poco de más, pero salió adelante y se llevó otros tres puntos clave de cara a la clasificación para el próximo Mundial. Le ganó 1 a 0 al conjunto incaico con gol de Lautaro Martínez y se afirmó en el segundo puesto de la Eliminatoria Sudamericana.

Lo mejor del equipo de Lionel Scaloni en la primera mitad se vio en los 10 minutos iniciales. Se parecieron bastante al arranque contra Uruguay: el equipo fue veloz, dinámico y tuvo voracidad para atacar espacios vacíos. En ese arranque tuvo dos desbordes, uno de Rodrigo De Paul y otro de Ángel Di María, ambos propiciados por buenos pases de Lionel Messi, que nadie llegó a conectar en el área.

Tuvo también una acción de pelota parada que finalizó en gol pero que fue anulada. A los 8 Messi le puso una pelota bárbara a Cristian "Cuti" Romero quien de cabeza la colocó contra un palo. La acción fue revisada por el VAR durante un tiempo excesivamente prolongado hasta que se determinó de manera correcta un fuera de lugar.

Ese freno le permitió a Perú tomar aire y repensar un partido que lo tenía un poco abierto. En ese contexto más propenso a que haya chances para ambos, los dirigidos por Ricardo Gareca incomodaron, especialmente con los movimientos de su único delantero, Gianluca Lapadula, quien además probó con un tiro libre fuerte que atajó Emiliano "Dibu" Martínez.

Pero, tras el corte, los peruanos comprendieron los riesgos de su postura y se abroquelaron de un modo distinto, incluso resignando posibilidades ofensivas. Cedieron terreno por los costados pero se mostraron compactos y prácticamente impenetrables por la zona central.

Al conjunto nacional le costó volver a encontrar el ritmo de partido y sacar las ventajas que había tenido en el arranque. Los espacios se hacían cada vez más cerrados y el primer tiempo estaba por terminarse, cuando Nahuel Molina Lucero aprovechó de manera magistral uno de los sectores más descuidados por el rival: la banda izquierda de su defensa. 

A falta de tres minutos para que termine el primer tiempo, el ex Boca y Rosario Central rescató una pelota que se iba al lateral, tocó con De Paul, que otra vez fue el mejor jugador del partido, y fue a buscar una devolución precisa en profundidad. A la carrera puso un centro genial para Lautaro Martínez, quien, un poco con su cabeza y otro poco con su hombro, impactó la pelota con fuerza y vulneró la resistencia de Pedro Gallese. Palo y al descanso.

En la segunda mitad, Argentina se retrasó mucho y cedió el protagonismo de manera innecesaria, algo que había sucedido en varios partidos de la Copa América. Sufrió poco y nada, pero se expuso a un error propio o un acierto propio que cambie el resultado del partido.

A los 18 minutos, Yoshimar Yotún le puso un muy buen pase en profundidad a Jefferson Farfán que quiso gambetear al “Dibu” Martínez. El arquero en su intento de salir rápido lo tocó con la rodilla y el árbitro Wilton Sampaio no dudó en dar penal. El propio Yotún se hizo cargo de la ejecución ante un canto popular que agigantó la figura de un arquero que parece invencible: “El ‘Dibu’ se lo come, el ‘Dibu’ se lo come”. Yotún le dio cruzado y alto y la pelota dio en el travesaño.

El equipo argentino despertó del letargo y volvió a tomar las riendas del juego. No generó acciones muy claras pero pudo alejar al equipo rival de su arco y no volver a sufrir. Manejó el partido con poco brillo pero con relativa tranquilidad y no volvió a tener más acercamientos al arco, a excepción de un tiro libre de Messi que atajó Gallese y un cabezazo de Guido Rodríguez que terminó adentro pero fue anulado por infracción previa.

Lo más destacado de la actuación fueron los tres puntos conseguidos y la certeza de que la confianza, eje esencial del buen juego mostrado por el equipo en el último tiempo, está intacta. Se deben pulir detalles para que el rendimiento ante Uruguay sea mucho más frecuente, pero queda claro que cuando el equipo no puede brillar tiene la capacidad de adaptarse y hasta de ganar.