Hoy se cumplen 7 años de la tragedia del colegio Ecos. Nueve pibes que murieron en medio de la ruta en Santa Fe. Un camión conducido por un chofer borracho que venía haciendo zigzag los chocó de frente. Volvían de darle una mano generosa a una escuela muy humilde del Chaco y por eso hoy también es el día del estudiante solidario. La bandera que los chicos colgaron en el micro decía: “Sabernos juntos nos hace mas fuertes”. Allí murieron Nico,Justine, Delfina, Federico, Daniela, Benjamín, Julieta, Lucas, Juli y la profe, Mariana.

Hace 7 años que sus padres y amigos vienen luchando para que se haga justicia y para evitar tantos siniestros viales tan siniestros. Ese genocidio encubierto que se lleva 5 mil vidas por año. Formaron “Conduciendo a conciencia” y pudieron hacer mucho pero todavía es mucho lo que les falta. Uno de las personas que mas cerca estuvo y que mas les puso el hombro fue el flaco Luis Alberto Spinetta que ahora también se les fue. Ese genio almendrado que tanto extrañamos siempre consolaba a los padres con la misma frase: “nuestro destino es ser semilla”.

Hoy le quiero hablar de otra semilla que también fue destruída por esa locura criminal de manejar borracho y a mil por hora. Le quiero hablar de Renzo Casali. Tenía 18 años, estaba en San Rafael, disfrutando de su viaje de fin de curso y se encontró con su viaje final. Bajaba del micro en una calle secundaria sin vereda, y un auto a gran velocidad lo atropelló a traición. Lo golpeó por la espalda. El conductor iba de madrugada, con las luces apagadas y con tres veces mas de alcohol en sangre que lo permitido.

Renzo era un muchacho de cultura casi renacentista. No había nada del arte y la belleza que no lo convocara. Nada de lo humano le era ajeno. Primero la música que heredó de su abuela, la profesora de piano. Desde muy chiquito Renzo abría esos ojos azules iluminados e inmensos ante el milagro de las teclas y las melodías. Se hizo músico al lado de ella, acariciando aquel viejo piano vertical que lo quiere y lo espera. Se hizo artista completo con apenas 18 añitos porque se bebía la vida a borbotones.
 
Era un torbellino que no paraba de crecer. Para Renzo el día tenía 30 horas. Y aprovechaba cada minuto. De otra manera no se puede explicar como hizo para leer tanto desde Cortazar a Edgar Allan Poe. ¿De donde sacó el tiempo para escribir sus primeras melodías con su abuela y participar como tecladista en un grupo llamado “ Muerte al tío Cosa”? Todo hecho cultural, popular o clásico era devorado con ansiedad. Spinetta, los Beatles, Caetano Veloso, Piazzolla, Beethoven, Bach. Por eso la ópera del Teatro Argentino y también del Colón lo tenían como un pasajero frecuente.

Todo eso y mucho mas en 18 años. Era un gourmet. Libros de cocina que terminaban inundando la casa de sabores y aromas para producir el mejor plato para la familia o los amigos. Era creativo y apasionado en todas sus actividades. Le gustaba nadar, mirar series como Friends y meterse en las viejos dibujos de Mafalda. Amaba el cine y la fotografía la asumía con su antigua Konica de rollo y lente fijo. Fue parte del coro de la Catedral. Por eso entró al legendario Bachillerato de Bellas Artes que depende de la Universidad de La Plata. Por eso esas aulas eran un océano transparente donde nadaba con felicidad. Para el viaje de egresados preparó su guitarra y armó un cancionero con 200 temas en unas carpetas anilladas que repartió como quien reparte el pan.

En eso andaba Renzo. Saboreando la vida por los poros cuando lo atropelló la muerte. El delincuente que lo mató pagó una fianza y salió libre a las pocas horas. La familia de Renzo todavía anda enterrada en el pantano del desgarro mas terrible que puede sufrir. Raúl e Ileana, sus padres y Franco su hermano de 20 años no encuentran consuelo. En el funeral de Renzo, en el peor momento que puede tener un padre que es llevar a su hijo al cementerio, hubo paz y una luz muy especial. Todos sus compañeros del colegio y del coro se abrazaron y lloraron pero también cantaron. Elevaron sus voces como en un concierto celestial para despedirlo. Entonaron, casi a los gritos, plegaria para un niño dormido, quizás se sienta gorrión esta vez.
 
La canción del mismo flaco que Renzo admiraba, del mismo flaco que dijo que nuestro destino es ser semilla. Ileana, la mama de Renzito que tiene el corazón dinamitado, frente a su tumba, se armó de coraje y leyó una poesía que una amiga escribió para el. Allí dice que las semillas de loto germinarán aún después de siglos.

Y que Renzo sembró esa semilla de loto en el alma de todos. Sus padres quieren honrar a Renzo. Igual que los familiares del colegio Ecos quieren luchar para que cada día haya menos siniestros viales. Para que cada día haya mas vidas convertidas en faros como la de sus hijos. Renzo ya aportó lo suyo en vida diseminando arte y amor en todas sus formas. Renzo era un sol. Ahora se hizo semilla y jamás será olvido.