PRETORIA, Sudáfrica.- Después de un largo viaje desde Polokwane a Johannesburgo muy temprano en la mañana donde habíamos visto la victoria de Argentina. Llegamos a Joburg pero tiempo sólo nos dio para comer algo y salir, casi al instante, hacia Pretoria ya que teníamos el partido entre Estados Unidos y Argelia.

La verdad en el papel el partido no nos llamaba mucho la atención y más aún si sólo habíamos dormido 2 horas. Igual, como siempre lo hemos hecho, nunca desaprovechamos la oportunidad de ver un juego del Mundial.

Cuando llegamos a la linda Pretoria, el ambiente era muy tranquilo para ser día de fútbol. Menos mal que faltando unas pocas cuadras para llegar al Loftus Versfeld, ya el ambiente cambió y empezamos a ver cientos de hinchas norteamericanos y uno que otro argelino.

Pero cada vez que nos acercábamos más, el ruido y la fiesta de los fanáticos aumentaba. Personalmente esperaba encontrarme con poca gente, ya que no era el partido más llamativo de la jornada, de hecho, llegamos sin entrada para este juego y fue muy fácil conseguirla.

Pero por el bien de la fiesta del fútbol y porque no decirlo, de nosotros mismos, mis temor era equivocado. Era tanta la gente que había ingresando al estadio que quedamos sorprendidos. Muchísimos estadounidenses, con sus típicas vestimentas (sombreros de cowboy o de la Estatua de la Libertad), banderas grandes y como siempre mostrando con orgullo sus colores patrios.

Los argelinos no se quedaron atrás y en las afueras se podían ver olas verdes y blancas de cientos de hinchas africanos que con cantos en francés alentaban desde temprano a su selección.

Ya estando adentro del estadio el ambiente era impresionante. Ver a los argelinos cantar y mover de un lado a otro sus banderas daba un paisaje digno de ver. Lo mejor fue que los americanos nunca se quedaron atrás en el duelo de hinchadas y por su parte, ayudados de las vuvuzelas y de los espectadores sudafricanos, por ocasiones les ganaban el duelo a los africanos.

Afortunadamente, tanto el partido como las tribunas fueron muy entretenidos y eso nos mantuvo despiertos en todo momento y nos hizo olvidar el cansancio que teníamos acumulado…

Al final el juego lo ganó Estados Unidos con un gol agónico de su estrella Landon Donovan. Los fanáticos argelinos terminaron decepcionados y por supuesto, los norteamericanos celebraron hasta varios minutos después de terminado el encuentro.

Por Daniel Dionisi