En la inauguración de la Feria del Libro, se produjo un duro cruce entre dos altos funcionarios de la Ciudad y la Nación.

El ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, reclamó “libros en todos los idiomas”, en referencia a las medidas proteccionistas tomadas por el Gobierno nacional. “Ningún troglodita puede decirnos lo que se puede o no leer”, adujo.

El jefe de la cartera de Educación de la Nación le respondió: “No hay un solo libro que esté parado en la Aduana”. Por Continental, Sileoni subrayó que “lo que hay es un Estado que controla y busca promover la industria nacional. Si algún libro no se edita en el país, podrá entrar sin inconvenientes”.

“Hay libros que vienen del exterior que tienen una tinta resguardada cuando van a Europa y de inferior calidad cuando vienen a países del ‘tercer mundo’”, explicó sobre la partida que causó la polémica.

“Me parece que confundir a la opinión pública de esa manera es grave, la Feria del Libro tiene 5.500 expositores, un 30 por ciento más que el año pasado, Argentina es uno de los países más consumidores de libros de América Latina. El Ministerio va a llegar a 50 millones de libros en acuerdo con ambas cámaras (del libro) para que sean producidos en la Argentina”, resaltó.

“Ésa es la discusión más profunda entre aquellos que pensamos que el Estado debe estar comprometido en la defensa del trabajo argentino, en la defensa de los valores y algunos que quieren volver a ese Estado mínimo, atlético que era el Estado para los poderosos”, objetó.