En ese páramo abandonado en que se ha transformado Tres de febrero, donde los vecinos están a su buena o mala suerte, un subcomisario de la Policía de la Ciudad fue interceptado en el cruce de las calles Federico Lacroze y Castelli por delincuentes armados.

Los malvivientes, en plena libertad, lo redujeron, y al percatarse que estaba armado, le robaron el arma reglamentaria, una pistola Pietro Beretta calibre 9 mm, y se dieron a la fuga.

El oficial fue sorprendido cuando transitaba por el lugar a bordo de un automóvil. Estaba franco de servicio y vestía ropas de civil.

La zona, se encuentra completamente abandonada, la policía municipal que depende del intendente Diego Valenzuela no hace su trabajo, y los vecinos se protegen como pueden.