El diputado conservador Nikolas Lobel seguramente andaba escaso de fondos, y la pandemia, como toda crisis le presentó una oportunidad. Una empresa fabricante de mascarillas preventivas para evitar el contagio, le ofreció un dinero por recomendar sus productos. Lobel aceptó.

Perteneciente al Partido de la Unión Cristianodemócrata, el diputado de apenas 34 años dejará su escaño y no se presentará a la reelección.

En un comunicado el renunciante expresó que “ser miembro del Bundestag (la Cámara) y poder representar allí a mi ciudad Mannheim es un gran honor y una obligación moral especial. He violado esto con mi actuación y por eso quiero disculparme ante todos los ciudadanos de este país", dijo aparentemente arrepentido.

El escándalo en Alemania también revelo cifras, Lobel se llevó al bolsillo la friolera de 250.000 euros por el “chivo”, y es el segundo político conservador que cae en el transcurso de la pandemia por motivos similares.

El otro caso en las filas conservadoras tuvo como protagonista a Gorg Nüsslein, acusado de recibir comisiones por hacer lobby a favor de empresas productoras de mascarillas ante las reparticiones estatales. Nüsslein, vicepresidente del grupo parlamentario conservador, comunicó no se presentará tampoco a la reelección