El primer tiempo fue extremadamente parejo. La paridad fue tal, que ambos mostraron lo mismo: macanismos para llegar a tres cuartos de cancha superando las marcas, y una espantosa impresición al momento del pase o la decisión final.

A veces, la plasticidad de los colombianos conduce a pensar que juegan mejor. Pero a efectos prácticos, esa la plasticidad le aportó nula diferencia a favor respecto de los mucho menos vistosos uruguayos. En definitiva, nadie dominó el primer tiempo y se fueron al vesturia después de varios merodeos en las áreas que no fueron peligrosos.

El segundo tiempo empezó diferente. La disposición de Uruguay a quedarse con todas las divididas, algo que hace mas la diferencia que los movimientos elegantes, las proyecciones de Naitán Nández y muy especialmente, la posición que encontró Cavani en la cancha.

El delantero del Manchester bajó, se hizo armador, se ubicó ligeramente a la izquierda y empezó a conducir. Y uruguay perdió un delantero pero ganó un organizador extraordinario. Por 25 minutos, Uruguay manejó las acciones conducido por Cavani.

Es cierto, fue mas punzante que en el primer tiempo y los centros llovían sobre el área de Colombia, pero en un solo caso con peligro: un centro de Nández que se cerró y fue para el arco y que Ospina sacó con gran esfuerzo.

La posición de Cavani lo obligó además a bajar a defender cuando era necesario, así que a los 25 del segundo tiempo fundió. Ya empezó a costarle mucho más y a parecer un jugador de este mundo, uno más. 

En ese momento Colombia empezó a disputar el partido. Y a llegar. Por arriba también, apuntándole a la cabeza de Duvan Zapata, que en una de ellas, en la puerta del área chica, cabeceó encima de Muslera, siempre tan poco confiable como bien ubicado.

Y así, en esa paridad, se fueron a los penales. Empezó pateando Colombia y Zapata la mandó adentro con extrema violencia. Luego vino el tuno de Cavani para Uruguay. Ospina adivinó el lugar, pero la exquisitez del disparo lo superó. Atrás convirtió Davison Sanchez para los cafeteros, y a continuación Josema Giménez le entregó un penalito mal pateado y suave que rechazó Ospina.

Llegó el turno de Yerry Mina que violentamente también, la mando adentro y a continuación convirtió Luis Suarez para Urugay. Pero Borja también convirtió para Colombia y puso a Colombia al borse de la semi. Viña debía convertir para Uruguay, pero Ospina sacó una pelota extraordinaria y Colombia llegó a la semifinal.