Más allá de los diferentes momentos en los que ambos equipos llegaban a esta Copa América, desde el inicio, una de las finales más imaginadas era la que finalmente se dará. El duelo tiene el condimento de la rivalidad histórica, el mano a mano de Lionel Messi y Neymar y el polémico antecedente de la semifinal de 2019.

Argentina enfrenta a Brasil en busca de su primer título tras 28 años. El conjunto nacional no consigue un título desde 1993. Ese año se consagró en la Copa Artemio Franchi y también en la Copa América. En aquel entonces, el combinado que dirigía Alfio “Coco” Basile, se consagró tras ganarle la final a México con Sergio Goycochea y Gabriel Batistuta como figuras.

En octavos de final, había eliminado a Brasil por penales. Mucho ha sucedido desde aquel entonces. El equipo argentino disputó cinco finales, cuatro de Copa América y una del mundo, y no pudo ganar ninguna.

La espera se hizo larga, pero la oportunidad para dar el golpe es muy grande: se juega ante Brasil y en el mítico Maracaná, que contará con un grupo reducido de 2200 hinchas por cada equipo. Es una nueva chance para una generación entera, tanto de jugadores, como de argentinos, que nunca han podido ver a la Selección levantar un trofeo.

Está claro que la Argentina ya cumplió con su objetivo, el de jugar todos los partidos del torneo y estar en el duelo decisivo ante el gran candidato. Sin embargo, está a tan sólo 90 minutos, por lo que parece muy complejo no pensar en la posibilidad de que el equipo salga airoso.

El obstáculo que hay que sortear es inmenso. Tité tiene a disposición un conjunto de individualidades que están a la altura de cualquier seleccionado del mundo. Además, Brasil tiene una historia magnánima que respalda su presente. En condición de local, por partidos oficiales, sólo perdió cinco veces.

La primera fue por 2 a 1 en la Copa América de 1949, frente a Paraguay, en el que debía ser el último partido del torneo que se jugaba con formato de liga. El atenuante es que como consecuencia del triunfo Guaraní debió jugarse un encuentro desempate entre las dos selecciones, y allí Brasil ganó 7 a 0.

Al año siguiente, perdió la final del Mundial frente a Uruguay, en el famoso y original “Maracanazo”, uno de los capítulos más populares de la historia del fútbol. Después de ese episodio, tardó 25 años en volver a perder en casa: fue ante Perú en la Copa América de 1975, que se jugaba a ida y vuelta.

Las otras dos caídas son más cercanas y recordadas. En el marco del Mundial 2014, el equipo que por entonces dirigía Luis Felipe Scolari perdió 7 a 1, en otros de los capítulos más memorables de la eterna novela futbolera, contra Alemania, por las semifinales. En el partido inmediatamente posterior, por el tercer puesto ante Holanda, también perdió, por 3 a 0. Estos antecedentes, aunque icónicos, son escasos.

Además, la racha actual del equipo de Neymar y compañía también es asombrosa. Hace 18 partidos oficiales que no pierde. Su última derrota fue hace más de tres años, contra Bélgica, por los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018.

Una de las preocupaciones de los hinchas argentinos es el arbitraje. El juez principal del encuentro será el uruguayo Esteban Ostojich. No existe actualmente en Sudamérica un solo árbitro que de seguridad con su capacidad técnica para llevar esta clase de partidos. El nivel es muy bajo y el antecedente de la semifinal de la Copa América 2019, en la que el ecuatoriano Roddy Zambrano tuvo una pésima actuación no colabora demasiado. Ostojich fue el cuarto árbitro de aquel polémico encuentro.

La expectativa es grande. La oportunidad parece cercana y el hecho de que la final sea ante un clásico rival agiganta la ambición, casi tanto como la expectativa por dar el batacazo ante el claro favorito. Una vez más, y tras casi tres décadas de sequía, la gloria vuelve a estar a un solo partido.