Tras las protestas de Greenpeace contra las perforaciones petroleras en el Ártico la Justicia rusa acusó oficialmente de piratería a al menos cinco de los 30 activistas encarcelados, un delito por el que la ley rusa prevé hasta 15 años de prisión. El tribunal que lleva el caso en la ciudad portuaria de Murmansk, en el norte de Rusia, vio primero los casos de activistas de Reino Unido, Brasil, Finlandia, Suecia y Rusia, informó Greenpeace.

Entre ellos está el reportero audiovisual británico Kieron Bryan, que sólo viajaba en el "Arctic Sunrise" para documentar las acciones de protesta del barco en el océano Polar Ártico. También el fotógrafo ruso Denis Sinyakov se encuentra en prisión preventiva por querer documentar la protesta.
En la vista de hoy sólo se permitió la presencia de los abogados, dijo una portavoz de Greenpeace, que espera que continúen mañana jueves las acusaciones del resto de las 25 personas a bordo del barco, tras pasar varios días en prisión preventiva.

El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que los activistas procedentes de 18 países violaron el derecho internacional, aunque dijo que no son piratas.
La organización medioambiental rechazó hoy de nuevo las acusaciones de piratería como "erróneas, sin fundamento e ilegales" y como un intento que pretende intimidar y silenciar a los activistas.

El director ejecutivo de Greenpace, Kumi Naidoo, consideró hoy el caso en Rusia como "la amenaza más grave para las protestas pacíficas medioambientales" desde el hundimiento del barco "Rainbow Warrior" en Auckland en 1985 por agentes secretos franceses. Greenpeace ha apelado las detenciones y las vistas se esperan para la próxima semana.

Las fuerzas de seguridad rusas abordaron el barco el 19 de septiembre y lo remolcaron a Murmansk. Antes, los activistas habían intentado trepar a la plataforma petrolera "Priraslomnaya" del consorcio estatal ruso Gazprom en el mar de Pechora, donde según sus datos querían colgar pancartas.

Los activistas acusan a Gazprom de poner en peligro con sus perforaciones el ecosistema especialmente sensible del Ártico, pues cualquier filtración podría tener consecuencias catastróficas para el mundo animal y vegetal de la virgen región. Alí precisamente se cree que se encuentra una cuarta parte de las reservas de petróleo y gas del mundo. Según Greenpeace, en todo el mundo han protestado hasta ahora más de 775.000 personas con escritos enviados a distintas embajadas rusas.