El presidente de México, Enrique Peña Nieto, admitió hoy ante su par de Estados Unidos, Barack Obama, que su país enfrenta un “claro desafío en la lucha contra el crimen organizado” y agradeció la colaboración bilateral para ser "mucho más eficientes" en esa tarea, en tanto el mandatario estadounidense reveló que siguió con atención el caso de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos.

Obama señaló que estuvo siguiendo algunos de “los eventos trágicos que rodean” el caso de los 43 estudiantes “que perdieron la vida” a fines de septiembre, en Iguala, estado de Guerrero (aunque oficialmente se los da por desaparecidos a 42 de ellos), y escuchó de Peña Nieto un detalle del programa de reformas que inició para tratar estos temas de seguridad.

El líder demócrata resaltó además que su compromiso es ser amigo de México y apoyar al país en sus esfuerzos para eliminar el flagelo de la violencia y los cárteles de las drogas, responsables de las tragedias que están teniendo lugar.

Obama advirtió que, no obstante, en última instancia, es responsabilidad de las autoridades mexicanas solucionar ese problema de seguridad.

Mientras ocurría el encuentro, un grupo de manifestantes se agrupó frente a la Casa de Gobierno y, combatiendo las temperaturas bajo cero, protestó contra el mandatario mexicano exigiéndole que actúe para resolver el caso de los jóvenes desaparecidos en Iguala.

Ayer, la organización Human Rights Watch (HRW) envió una misiva al jefe de la Casa Blanca, transmitiéndole su “profunda preocupación con respecto a la crisis de derechos humanos por la que México atraviesa en la actualidad” y solicitándole que presione a su par mexicano para que investigue y juzgue “los atroces abusos cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad”.