El gobierno israelí restringirá el movimiento entre Cisjordania y Gaza de los ministros del nuevo gobierno palestino de reunificación nacional, a los que le canceló los permisos de viaje. De este modo Israel comienza a cumplir en la práctica las amenazas lanzadas desde que los palestinos anunciaron un gobierno de unidad entre Al Fatah y Hamas, pese a que el presidente israelí, Shimon Peres, aceptó el convite del Papa Francisco para orar por la paz junto con su par palestino, Mahmud Abbas, en el Vaticano.

El responsable de la Oficina Gubernamental de Coordinación con los Territorios, Yoav Mordechai, comunicó ya a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que sólo autorizará el tránsito entre los dos territorios "tras un exhaustivo escrutinio". Además, los pases especiales que los ministros del anterior Ejecutivo disfrutaban fueron cancelados y cada uno de los nuevos miembros del gabinete que desee viajar entre uno y otro territorio deberá presentar una solicitud personal que "será examinada por la Administración Civil", agregó.

El nuevo gobierno de reconciliación nacional palestino, formado por 14 hombres y 3 mujeres sin afiliación política y bajo el control directo del presidente Abbas, juró su cargo en Ramallah el pasado lunes tras siete años de división entre Hamas y Al Fatah. Pese a que Israel pidió insistentemente que no fuera reconocido, tanto Estados Unidos, como la UE y el propio Cuarteto de mediadores aplaudieron su formación y anunciaron su disposición a colaborar con él.

Tres de los ministros, que residen en Gaza, no pudieron asistir a la ceremonia después de que Israel les negara los permisos para salir de la Franja -bajo férreo asedio militar desde 2007- y viajar a Cisjordania. Paralelamente, y como represalia a la constitución de ese nuevo gobierno, el ministro israelí de Vivienda, Uri Ariel, anunció un nuevo concurso para la construcción de 1.500 viviendas en Jerusalén Este y el resto de la Cisjordania ocupada.

El anuncio de la ampliación de los asentamientos coincide con el 47 aniversario de la ocupación militar israelí de Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza, luego de la llamada Guerra de los Seis Días y contradice la posición no sólo de Palestina sino también de EEUU, los que piden insistentemente que Israel no amplíe sus asentamientos. La anulación de los asentamientos es uno de los puntos que reclama Palestina para sentarse a la mesa de negociación con Israel, habida cuenta que reivindican a Jerusalén Este como la capital de su futuro Estado.

La decisión fue criticada por la ministra israelí de Justicia y ex jefa negociadora, Tzipi Livni, quien la calificó de "otro error político que sólo hará que sea más difícil nuestra campaña contra el apoyo internacional al Hamas".