"No tenemos más opción que suspender el diálogo, después de que el gobierno y la policía dieran la espalda hoy a actos violentos de grupos dirigidos contra los manifestantes", anunció la Federación de Estudiantes de Hong Kong, una de las organizaciones promotoras de la movilización.

Los choques ocurrieron en la zona comercial de Mong Konk, uno de los barrios más poblados, y en Bahía Calzada, la principal zona comercial y a la que acuden -especialmente esta semana del año, festiva en China- grupos de turistas a hacer sus compras en tiendas como Louis Vuitton, Prada o Dolce & Gabbana.

Allí, cerca de mil personas, en su mayoría hombres, cercaron a un centenar de estudiantes para exigirles, con golpes, empujones y gritos, que dejen las calles libres, y la policía intervino formando un cordón humano para separarlos pero fueron derribados.

Los manifestantes denunciaron que los opositores les lanzaron botellas de agua y las autoridades "no hicieron nada".

Un joven relató que lo derribaron y lo golpearon mientras la policía se quedó "sin hacer nada".

Los opositores a la protesta obtuvieron un éxito momentáneo al lograr reducir los campamentos de los manifestantes a 20 metros cuadrados, pero poco después más manifestantes acudieron en auxilio de los estudiantes y volvieron a tomar las calles.

Más temprano, el movimiento de protestas, formado por la organización Occupy Central, la Federación de Estudiantes de Hong Kong y el grupo de estudiantes secundarios Scholarism había advertido que evaluaba suspender el diálogo si el gobierno regional no intervenía para evitar más agresiones.

Las protestas, que abarcan principalmente cuatro zonas de Hong Kong, comenzaron el sábado pasado en reclamo de elecciones realmente democráticas del próximo jefe ejecutivo de la ciudad, en 2017.

Dichos comicios serán los primeros por sufragio directo en Hong Kong, pero los ciudadanos rechazan la decisión de China de tener que elegir a candidatos preseleccionados por Beijing, y exigen una elección completamente libre.

Los manifestantes aseguran que muchos de los ciudadanos antiocupación llegaron desde la frontera con la ciudad china de Shenzhen y fueron enviados por el gobierno de Beijing.

"Llegaron de la nada, son gente pagada por el gobierno, no son de aquí, no hablan bien cantonés (dialecto que se habla en Hong Kong)", aseguró Cynthia, una joven de 26 años que participa de las protestas.

En otro sector de la ciudad, un hombre que no participa de las manifestaciones, Victor Mai, expresó su apoyo a los reclamos aunque también lamentó las incomodidades que atraviesan debido a los cortes de calles.

"Estoy con ellos (los estudiantes) pero nos están tratando como a secuestrados para presionar al gobierno de Hong Kong. Tendrían que protestar en un parque sin perjudicar a sus conciudadanos", consideró Mai.

Mientras, en el sector de Admiralty, epicentro de la protesta y donde los manifestantes mantienen rodeadas sedes gubernamentales, los estudiantes descreen del ofrecimiento de diálogo hecho anoche por el gobierno, al que acusan de ser funcional a China y le exigen su renuncia.

Los manifestantes creen que el jefe del Ejecutivo local, Leung Chun-ying, sólo trata de ganar "tiempo".

Leung rompió la tensión anoche anunciando el diálogo con los estudiantes minutos antes de que concluyera el plazo otorgado por los manifestantes para que dimitiera o tomarían edificios gubernamentales.

Las principales organizaciones de la protesta habían aceptado la vía de un diálogo a cambio de que sea abierto al público, si bien reiteraron que el jefe del gobierno local debe dimitir del puesto.

En tanto, el gobierno de Hong Kong instó hoy a los organizadores de las protestas a dispersarse cuanto antes.

En un comunicado, el gobierno llamó a la "calma" a ambos bandos y urgió a la gente que apoya el movimiento de protesta a seguir el consejo de la policía e "irse cuanto antes, por su propia seguridad, con la protección de la policía".

Las protestas, pacíficas y ordenadas, colocaron a la reforma política de Hong Kong en primera fila de la atención mundial, lo que incomodó al gobierno chino que calificó las manifestaciones de ilegales y advirtió a terceros países que se trata de un asunto interno de su exclusiva incumbencia.