The Washington Post por Drew Harwell. Ella tenía 12 años cuando él empezó a exigirle fotos desnuda, diciendo que era bonita, que él era su amigo. Ella creía, porque se habían conectado en Snapchat, que sus fotos y videos desaparecerían.

Ahora, a los 16 años, encabeza una demanda colectiva contra una aplicación que se ha convertido en un pilar de la vida de los adolescentes estadounidenses, alegando que sus diseñadores no han hecho casi nada para evitar la explotación sexual de niñas como ella.