El 20 de noviembre es el verdadero Día del Niño o Día Mundial de la Infancia porque se festeja la fecha en la que se aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, y también la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989, el tratado internacional más ratificado de la historia. Con motivo de esta fecha UNICEF y la consultora Gallup presentaron una encuesta multigeneracional que contó con la participación de más de 21.000 personas de 21 países (entre ellos la Argentina) con  personas en dos franjas de edad: la primera entre 15 y 24 años; y la segunda de 40 años o más.  

La encuesta es interesante porque compara la mirada del mundo de jóvenes y adultos, como si preguntáramos a las madres y padres por un lado,  y a hijos e hijas por otro. 
La buena noticia es que a pesar de la desigualdad, la pandemia y la amenaza climática,  los jóvenes son optimistas. Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF,  destacó que “los niños y los jóvenes se niegan a ver el mundo a través de la lente sombría de los adultos (…). En comparación con las generaciones anteriores, los jóvenes  siguen teniendo esperanza, una mentalidad mucho más global, tienen preocupaciones por el futuro, pero se ven a sí mismos como parte de la solución". 

Optimistas pero no ingenuos, son impulsores de la lucha contra el cambio climático, escépticos con respecto a la información que consumen en las redes sociales y son conscientes de los riesgos que implica el uso de internet, asociados a contenidos violentos, acoso o bullying.

A pesar de que piensan que su infancia es mejor que la de sus padres, más de un tercio de estos jóvenes se sienten a menudo nerviosos o ansiosos, y  la mayoría considera que enfrenta más presión para tener éxito que la que tuvieron sus familias al crecer. Reclaman más acciones contra la discriminación,  apoyan los derechos LGBTQ+, exigen más cooperación entre los países y que los responsables de la toma de decisiones los escuchen. Una generación dispuesta a cambiar el mundo.