“Cuando uno es ambicioso todo es rico”, comenzó su alocución Julio Chávez, sobre los té de jengibre y orégano a los que se somete para que brille su vos sobre el escenario del Teatro Maipo, donde protagoniza Sweeny Todd, junto a Karina K.

“Ví esta obra en Madrid y consideré que yo podía establecer algún tipo de matrimonio con ese material. Esta obra se estrenó en Brodway en el ‘79”, relató.

“Me atrae enormemente el drama que cuenta este teatro musical y el tema de manifestarlo con el canto. El canto es la salvación del grito. Esto me parece extraordinario”, remarcó el prestigioso intérprete argentino.

“Es un hombrecito tan perdedor que el otro no le puede perdonar a otro que tenga una mujer hermosa. El tema de la obra es lo que un ser humano le puede hacer a otro y lo que éste le puede hacer a los demás como rebote”, detalló Chávez.

“Esta historia también tiene algo del Conde de Montecristo. Es un hombrecito naif, con cero pretención, salvo la de ser un buen barbero”, prosiguió.

“Es un espectáculo hermoso, con todos los ingredientes. Es conjurar un cuentito con visos de un relato”, dijo.

Chávez dijo que se siente como “un bebé que nació arrugado y a medida que pasa el tiempo se le empieza a ver la cara”.

La relación con sus alumnos. “El alumno es uno de los públicos más difícil, es un vínculo muy fuerte”, dijo.