En las últimas horas, la sociedad chilena se ha visto sacudida por un misterio que ha ido tomando giros inesperados desde que se descubrió un cadáver dentro de una maleta en un barrio residencial de Santiago de Chile. El hallazgo inicialmente macabro se ha transformado en una historia aún más intrigante a medida que se han revelado nuevos detalles.

Un reciclador de basura encontró la maleta en la calle Los Jardines de Ñuñoa y, al abrirla, descubrió restos humanos en avanzado estado de descomposición. Tras analizar los restos, se determinó que pertenecían a una mujer de aproximadamente 60 años con una data de muerte superior a los 6 meses.

Las primeras sospechas de un crimen organizado se vieron desmentidas cuando imágenes de una cámara de seguridad mostraron a una mujer arrastrando la misma maleta que el reciclador había encontrado, identificándose posteriormente como Lorenza Patricia Ramírez Barrera, de 80 años. Los restos humanos dentro de la maleta pertenecían a Érica Alejandra Fernández Mora, de 59 años.

Ramírez Barrera declaró que los restos eran de una monja fallecida en 2023 a causa de un cáncer, con quien había hecho un pacto de acompañamiento más allá de la muerte. Sin embargo, más detalles salieron a la luz, revelando que ambas mujeres mantenían una relación amorosa y no eran monjas como se creía inicialmente.

La historia se tornó aún más conmovedora al descubrirse que Ramírez había trasladado los restos de su pareja a su casa en cumplimiento del pacto que habían establecido. A pesar de ser imputada por inhumación ilegal, fue puesta en libertad debido a su avanzada edad y su historial intachable.

El Arzobispado de Santiago confirmó que ninguna de las mujeres pertenecía a una congregación religiosa, aclarando la confusión inicial sobre su supuesta condición de monjas. La investigación continúa para esclarecer todos los detalles de este intrigante suceso que ha conmovido a la sociedad chilena.