En reemplazo de Alejandro Slokar, la jueza Ana María Figueroa fue elegida como nueva presidenta de la Cámara Federal de Casación Penal, el máximo tribunal por debajo de la Corte Suprema. Es un tribunal clave en el que hay varias definiciones pendientes sobre expedientes vinculados a la corrupción en la política.

Sin embargo, Figueroa, quien cumplirá 75 el próximo año, es considerada una magistrada cercana al Gobierno. Otro de los jueces de la Casación en la misma situación es Eduardo Riggi, que ya solicitó al Gobierno un nuevo acuerdo y el asunto está en trámite.

Figueroa era vicepresidenta segunda del máximo tribunal penal del país. Antes de que asumiera el cargo de presidenta, hubo una conversación en el acuerdo de jueces y primó una cuestión de género y de edad para que sea presidenta, ya que en los últimos dos mandatos presidió un hombre.

La postulación de Figueroa, no obstante generó algunas resistencias entre sus colegas, por ejemplo Petrone, Barroetaveña, Mahiques o Guillermo Jacobucci. El resto de los magistrados apoyó su designación.

Entre la causas importantes que tiene para resolver en su Sala I están la reapertura o no del caso Hotesur y los Sauces contra Cristia Krichner y la firma del Memorándum con Irán. Como en estos dos casos ya participó la jueza Figueroa de las audiencias con fiscales y abogados donde plantearon sus argumentos, la magistrada puede votar en esos expedientes.