Cuando el "Bambino" Veira dirigió al River campeón de la Copa Libertadores, explicó que su equipo jugaba al "contragolpe ofensivo". Como tantas veces, un ingenioso término futbolero es aplicable a una estrategia política. El kirchnerismo transformó una estrategia defensiva en términos judiciales, en una ofensiva electoral, poniendo a su máxima líder como candidata a volver al Sillón de Rivadavia.

De una acusación por corrupción y un pedido de 12 años de prisión, a una respuesta por redes sociales de la ex presidenta, que no fue todo lo sólida que suele ser, y luego a un operativo clamor, para Cristina 2023, avalado, simbólicamente, por la propia vicepresidenta, cuando ayer bajó a saludar a la militancia que custodia su casa hace días y se calzó la gorrita: CFK 2023.

Empezó el operativo clamor: "Cristina 2023"

¿Es esto posible?. Si claro que lo es, la Argentina en tal sentido es impredecible. El escenario este: la base electoral de la vicepresidente ha mermado en los últimos tiempos, algunos estiman su "voto duro" en un 25%, y a la vez su imagen negativa está en niveles altísimos. 

Por otro lado, Cristina va a jugarse la parada de una elección presidencial, solamente si del otro lado está Mauricio Macri. La ex presidenta no puede permitirse correr el riesgo de perder la contienda si no es contra otro ex presidente.

Y el posicionamiento de Macri de entre los candidatos de Juntos es cada vez más sólido, bien podría intentarlo. También tiene un diferencial de imagen negativo aunque no tan grave como el Cristina.

Ahora bien, es piso electoral de la vicepresidenta crece si el peronismo se alinea tras ella, y entonces, ya estamos hablando de una base mas cercana al 35%. De acuerdo a la Constitución Nacional, en la Argentina se gana en primera vuelta, con el 40% de los votos y 5% o más de diferencia con el segundo. Si Javier Milei le saca suficientes votos a la oposición, nada es imposible.

De todos modos, falta mucho por delante. Lo que parece ser mas importante hoy para el cristinismo, es mostrar que la Justicia está a punto de condenar a una candidata presidencial con posibilidades y que, además, mantiene un caudal importante de movilización callejera. Sin omitir, que ha unifico a todo el gobierno y el pronismo, detrás de su causa.